jueves, 22 de abril de 2010

La madre Matilde, halo de santidad

Hace años tuve la inmensa suerte de conocer a la madre Matilde. Nunca había oído hablar de ella, pero los caminos convergentes de la vida tienen estas cosas. Llevaba poco tiempo saliendo con Beatriz cuando un día me viene con la historia de que a su tía Nati le ha hablado muy bien de mi familia una monja de su congregación. Por aquel entonces yo no sabía nada de todo esto.  

Poco tiempo después pude conocer a la madre Carmen Natividad (tía Nati), una persona de enorme sabiduría, gran criterio y tremenda lucidez y humanidad. Una mujer de esas que te impresionan. Y ese mismo día pude visitar a la madre Matilde. Resultó ser íntima amiga de mi familia, de mis tías Teresita y Raquel especialmente. Ella le había comentado a tía Nati que los Sánchez de Cos eran buenísima gente y bla bla bla. Mi padre la tenía auténtica adoración y mi madre siempre dice que en su presencia uno siente algo especial, se respira santidad. Qué gran verdad.

Lo pude comprobar por mí mismo ese mismo día. Salí del colegio de los Sagrados Corazones de Sierrapando fortalecido después de haber vivido una experiencia difícil de explicar. Una energía positiva inmensa me poseía; a mí, que soy un tipo pesimista y retorcido... Matilde me había abierto los ojos a una bondad superior, carente de rencor, llena de conocimiento y con una inteligencia natural para poder discernir todas las complicaciones del mundo actual.

Hace unos días me enteré de que estaba mal. Su corazón llevaba tiempo dando guerra. Pero su capacidad de superación, su equilibrio infinito siempre fueron ilimitados. Como me pasó con mi gran amigo Barri, en días pasados noté una bajada en mi fuerza, al más puro estilo de La Guerra de las Galaxias. Fue momentánea. Y es que pensar en ella me da energías renovadas, hace que crea que el ser humano merece la pena. Si existe gente como ella es que algo se ha hecho bien a lo largo de los siglos.

Me contaba mi padre que a él le sorprendió mucho que Matilde se metiera a monja en su momento; por su manera de ser, por su alegría, por su energía desbordante. No debe sorprender. Ella eligió su camino. Un camino de santidad. Y lo recorrió con brillantez hasta el final de sus días, con 95 años plenamente vividos.

Guardo en mi corazón el primer día que nos vimos después de la muerte de mi padre. Nos miramos a los ojos y en medio segundo nos lo dijimos todo. Se nos llenaron los ojos de lágrimas, pero fuimos fuertes para no flaquear y le rendimos un homenaje al alimón, recordándole. Quiso mucho a mi madrina, hija de su amiga Teresita, doña Tere, otra de las grandes. Y también compartimos el dolor por su pérdida prematura.

Recuerdo el día de mi boda. Las monjas consiguieron que el párroco de Sierrapando nos casara en la Colegiata de Castañeda, y Matilde me decía: "Ya le diré yo que no hable mucho, que habla muy bien, pero a veces se alarga demasiado...". Ese día mágico, que ayer cumplió 9 años, fuimos a ver a nuestras dos monjitas protectoras -ahora, el destino ha unido esas dos fechas para siempre...-. La ilusión que les hizo la visita fue inenarrable. Nunca olvidaré aquellas caras de satisfacción.

Como nunca olvidaré esa sonrisa pícara, llena de sabiduría, esos ojos chispeantes de la madre Matilde; y esa energía tan fuerte, tan sobrenatural, que te transmitía, que te desbordaba, que te llenaba y que te hacía salir de Sierrapando casi levitando. Voy a echar de menos su fuerza inspiradora, pero ya tengo conmigo para siempre el recuerdo de un ser magnífico, de alguien que hace que creas en la posibilidad de un mundo mejor.

P.S. Matilde Martínez Hoyos falleció en Sierrapando, el 21 de abril, a los 95 años de edad. D.E.P

lunes, 19 de abril de 2010

Como en una sartén hirviendo

Dice la mujer de Rodríguez Zapatero que se siente en Madrid "como en una sartén hirviendo". Bueno, imagino que Moncloa tiene buen aire acondicionado, pero aún así Sonsoles afirma que aquí se siente "enjaulada", y por eso prefiere Barcelona... Sí, y yo prefiero Santander, pero la obligación y mi familia me tienen ocupado aquí en Madrid. Qué le vamos a hacer.

Todo esto, y más, lo dice Sonso en Vanity Fair. Pero, aunque aún no me lo he leído todo, estoy seguro de que no habla de ese dorado retiro que les espera sin necesidad de trabajar hasta los ¿67 años? Sin duda la política, aunque sea doblemente política -el marido es el político, quiero decir-, hace perder perspectiva. Esa que te vuelve olvidadizo; tanto como para no saber cuánto cuesta un café (ZP) o llamar a las chuches "los chuches" (Rajoy), o cosas peores.

Dice Elena Benarroch que "al margen del coro, sus hijas, sus paseos y la piscina, no hace vida social. No le divierte La Moncloa. Ni le interesa". Vaya, qué vida tan dura. No ejerce de primera dama, lo que me puede parecer bien, pero es que entonces no veo de qué se queja. ¿De que no está con su marido? Pues nada, nada, que le anime a no presentarse -muchos se lo agradecerán-. Porque tenga claro que si se presenta, gana. Da igual la crisis, da igual todo. No hay oposición y así no vamos a ninguna parte. Bueno, sí, al Callejón del Gato...

Quizá Sonsoles se vaya a León, a Barcelona y a donde le plazca. Sí, hasta a ese pisito -o adosado o lo que fuera– que se compraron en Almería puede ser más agradable que un Palacete que no deja de ser una jaula de oro. Entiendo que no le guste, pero no entiendo que vaya de mártir. Y mucho menos con la que está cayendo en este momento, cenizas volcánicas incluidas, claro. 

miércoles, 14 de abril de 2010

Lo difícil que es ser juez; y lo frívola que es la gente con algunas cosas...

Creo que lo más difícil es evitar ser juez y parte. Y Garzón, con un currículum de grandes actuaciones a sus espaldas, ha cometido algunos errores, fruto quizá de su ansia por abarcarlo todo. Se le acusa de prevaricar, de inmiscuirse en algo para lo que no tiene competencia y hacerlo a sabiendas.

Ya sabemos que el lenguaje jurídico está hecho para que nadie lo entienda, pero viene a ser eso. Se le acusa de forzar las leyes con una "argumentación artificiosa". Según algunos, hizo esto "con la intención de atribuirse indebidamente la competencia para investigar los crímenes del franquismo, a sabiendas de que no podía hacerlo".

Las intenciones de Garzón pueden ser loables (o no), pero lo cierto es que la Ley está para ser respetada, no para driblarla. Muchos salen ahora en defensa del superjuez y a mí no es que me parezca mal, pero tengo muy claro que la ley está ahí para todos, y que un juez no la cumpla me parece grave, aunque en su historial aparezcan mil elementos plausibles, como los de la lucha contra ETA, por ejemplo.

Y luego está ese concepto de "jurisdicción universal" que me resulta especialmente peligroso. Sí, sirvió para encausar y juzgar a Pinochet, un personaje que me disgusta y que me parecerá que tiene muchas razones para ser juzgado, pero no creo que tengamos que ser nosotros los que le empapelemos. Para eso creo que están los jueces chilenos.

No me gustan esas intromisiones, por muy bueno que sea el fin que está detrás. Vamos, a mí no me gustaría que un tribunal norteamericano se inmiscuyera en nuestro sistema judicial y encausara a uno de nuestros políticos o a un empresario o a una persona normal por un supuesto delito cometido dentro de España. Me parecería lamentable y peligroso, además de injusto e inapropiado.

Además, tiene que quedar claro que Garzón no está siendo investigado por el Supremo por haber querido investigar los delitos del franquismo (algo que se cacarea desde muchos frentes siendo inexacto), y sí porque hay una ley -que tiene la obligación de respetar- que dice que sólo pueden seguirse procesos penales contra personas vivas. Nos puede gustar esta ley o no, pero es la que está vigente.

Y luego hay otras dos causas abiertas contra él. La del caso de su supuesta solicitud de fondos para organizar un curso, que empleó en parte para gastos que sólo pueden calificarse como personales. Y la de las presuntas escuchas del caso Gürtel. Al parecer, según la acusación, Garzón pudo intervinir de forma ilegal las conversaciones de los abogados del caso Gürtel con sus clientes.

Ninguna de estas tres causas es una broma. Quizá en poco tiempo don Baltasar salga airoso de todas ellas, pero de ser así será porque la Justicia falla a su favor o porque ésta decida que no hay delito. Por tanto no corresponde a los políticos, a los medios o a los actores e intelectuales (que hablan del 'mayor ataque al Estado desde el 23F'. Pufff)... salir a la palestra diciendo sandeces.

Y vaya por delante que a mí Baltasar Garzón me cae bien y me parece una persona trabajadora y brillante. Desde hace años me lo he cruzado con relativa frecuencia, al estar mi trabajo muy cerca de la Audiencia Nacional, y es de esas personas que te dan ganas de saludar a pesar de que sabes que no le conoces. Pero...

P.S. Lo guay en estos casos es mirar para otro lado o decir cosas tales como 'para un juez legal que hay...'. Yo creo que todos debemos cumplir las normas. Sólo eso. Pero por desgracia son muchos los cargos públicos que no lo hacen. Y nuestros políticos son números uno en eso... y luego te piden el voto. Qué huevos.

jueves, 8 de abril de 2010

Aído me da dolor de cabeza

Leo hoy que el Ministerio de Igualdad está 'estudiando' vetar cuentos «sexistas» como Blancanieves, La Bella Durmiente, Cenicienta... Entiendo que el papel de la mujer en esos cuentos no tiene mucho que ver con la mujer del siglo XXI, pero ¿se han parado a pensar que por ejemplo Blancanieves es un cuento de los hermanos Jacob Grimm (1785-1863) y Wilhelm Grimm (1786-1859)? ¿Cómo quieren que fuera la mujer de hace más de 150 años? Desde luego no como la de ahora. La Bella Durmiente es de Charles Perrault (1628-1703). Y de Cenicienta, cuento de extensa tradición oral, hay versiones de los hermanos Grimm y del propio Perrault entre otros. Lo dicho, mujeres que no tenían ni iPhone, ni iTablet, ni tarjeta de crédito, ni carrera universitaria, ni independencia económica, ni stilettos de Christian Louboutin... 

Me parece muy bien que el que quiera cuente unos cuentos distintos a sus hijos, más acordes a lo que piensa, o lo que sea, pero lo del Ministerio de Igualdad es que se sale del mapa. ¿Por qué no prohibimos El Quijote? Si es que es sexista... El protagonista es un hombre -qué ocurrencia Cervantes, tío- y las mujeres que aparecen en la obra no son más que amas de casa, mesoneras y otros papeles menores.

Tengo la sensación de que hay gente que ha perdido el norte. Quieren ser tan modernos que se convierten en retrógrados. Hay que educar a nuestros hijos en igualdad, enseñarles cómo son los tiempos que nos ha tocado vivir y no demonizar a nadie. Yo respeto muchísimo a las mujeres (trabajo con 38 -y sólo otro hombre- y vivo con tres), a muchas las admiro como admiro a muchos hombres, pero no soporto la demonización que se hace del hombre por el simple hecho de serlo. Estoy en contra de eso que llaman violencia de género porque como concepto es un error. Me da igual que la estadística diga que casi siempre es el hombre el que agrede o mata, porque muchos conocemos algún caso a la inversa y para mí tendría la misma horrible consideración.

Hace un par de meses Aído decía que el año pasado hubo varios meses sin muertes por 'violencia de género'. Y tuvo los santos huevos-ovarios de señalar que esperaba que este año hubiera como en el año anterior muchos meses de 'violencia cero'. ¿Es violencia cero que no muera nadie aunque hayan untado a palos a cientos de mujeres y a algún hombre? Pues no, por desgracia. Si es que estos políticos con tal de aportar al idioma son capaces hasta de inventarse palabras o conceptos a cada cual más disparatado. ¿Miembra? Sí, por ejemplo.

Me da mucha pena todo esto, porque creo que la igualdad de la mujer tiene que ser defendida por todos y no por un ministerio. Creo que tal vez éste sea el peor modo de hacer algo así. Mete a los políticos a arreglar algo y todo acabará hecho un desastre. Y vaya por delante que no creo en cuotas ni zarandajas de esas que nos tratan de meter con calzador. ¿Gobierno paritario? Pues depende; si hay más mujeres porque son las más válidas, qué hacemos... Yo creo en el valor de la persona, no en su sexo. Y estos politicastros que padecemos no se sabe ni en qué creen. Como casi siempre, la normalidad, el criterio, la educación y el respeto son los que nos dan la verdadera medida de las cosas. Vamos, que me parecería muy mal que por un absurdo criterio de cuotas en mi revista fuéramos 20 chicos y 20 chicas cuando es una revista femenina... Pero con Aído no se sabe; quizá hasta sobramos los dos tíos...