martes, 17 de mayo de 2011

Sir Nick Faldo, ¡qué grande eres!

El otro día en una ronda de zapping acabé en el Canal de Golf de D+. Era un programa especial enlatado sobre Seve. Sensacional. Allí estaba Santi Luna, el hombre del que Seve dijo que su swing valía un millón de dólares, incapaz de articular palabra ("ya sabía yo que no tenía que haber venido"). Hubo muy bellas palabras por parte de todos los presentes (Corbalán, Arantxa Sánchez Vicario, Santi Cañizares...), pero lo que más me llegó la corazón fueron las declaraciones de Nick Faldo. Sir Nick Faldo. 

Faldo estaba comentando un torneo para la televisión y al ser preguntado por Seve lo bordó. Empezó entrecortado. hasta tuvo que dejar de hablar y se recuperó diciendo que eran momentos muy duros y que se quedaba en blanco. Nada de eso. Hizo una disertación gloriosa. Elogió a la figura humana y deportiva de Seve de manera brillante. Le reconoció como el más grande. Y dijo haber vivido junto a él momentos irrepetibles, a pesar de ser él más perjudicado deportivamente.

Aluciné con lo que contaba después de ver en Royal Lytham como Seve le quitaba de las manos un British. Decía que al terminar los 18 hoyos, en el momento de firmar las tarjetas,le dio las gracias a Seve por haber compartido con él la mejor vuelta que había visto en su vida (creo que Seve firmó un glorioso 65). Sus palabras no podían sonar más sinceras, roto por dentro, tocado por fuera, pero agradecido a Severiano por todas sus enseñanzas, por compartir su talentazo y por todo lo que hizo por el Tour, por la Ryder y por el golf moderno. Ahora sólo falta que el Tour Europeo cambie su logo por el del crack de Pedreña y que la Ryder termine por celebrarse en Madrid. Un par de gestos, un par de decisiones sencillas y de justicia.

Entrevista publicada en ABC

Nick Faldo vivió en primera persona la carrera de Severiano

Nick Faldo, pese a a sus seis «majors», uno más que Severiano Ballesteros, nunca ocupará el papel de mejor golfista europeo de la historia. Ese papel le correponde al cántabro, algo que el inglés ratifica convencido, sin ningún género de duda.

—Fue un detalle por su parte acudir al funeral de su gran rival.

—Era mi obligación, era un momento muy triste pero tenía que estar para agradecerle a Seve todo lo que ha hecho por el golf. Quiero desearle lo mejor a su familia y que su recuerdo y su legado sigan siempre vivos.

—¿Cómo fue su relación personal?

—Era buena, sin problemas. Hay gente que piensa que nos llevábamos mal porque teníamos caracteres diferentes y competíamos a cara de perro, pero convivimos mucho durante tres décadas. Los jugadores de mi generación le queríamos, era genial.

—No pensaría lo mismo en 1988, cuando le ganó el Open Británico...

—Con el paso del tiempo, me siento afortunado de haber jugado con él en ese último partido en Royal Lytham. Hizo 65 golpes y fue el mejor golf que he visto en mi vida.

—¿Con qué se queda de su juego?

—Con su imaginación en el búnker y su «swing». Era magnífico, muy particular y efectivo. Yo estaba justo detrás de él cuando hizo ese famoso golpe en la Ryder Cup de 1983 con una madera 3 desde la arena. Había 210 metros y nadie pensaba que pudiera llevar la bola cerca de green. Ese golpe solo lo podía dar él. Tenía una madera con una cabeza del tamaño de un dedo, no como las actuales (¡entonces sí que éramos golfistas de verdad!) y empató el partido con Fuzzy Zoeller. Fue sin duda, uno de los mejores golpes de la historia.

—¿Qué palo manejaba mejor?

—El hierro 3, sin duda, aunque los dominaba todos . Tengo multitud de golpes suyos grabados en mi mente, sobre todo los chips cortitos. Recuerdo una vez en Bruselas, falló el green del hoyo 9 por la izquierda y tenía que saltar la bola por encima del búnker. Pegó un «pitch» y dejó la bola completamente muerta junto al hoyo. No me explicaba cómo pudo hacerlo. Pero lo mejor es que al día siguiente se dio la misma circunstancia y, con un hierro 3, saltó la arena y la dejó a un palmo. Ese palo en sus manos era mágico. Con él comenzó a jugar y lo dominaba como nadie. ¡Sacaba de búnker con ese palo como si fuera un blaster!

—Se dice que competían hasta en los entrenamientos...

—Es cierto, una vez en The Players me retó a sacar de búnker en el hoyo 18. Yo la dejé a tres metros y él, con el hierro 3, a uno. No había forma de ganarle. Verle practicar era asistir a una clase constante de juego desde la arena. Las manos bajas, su «swing»… esas enseñanzas se han quedado grabadas en todos nosotros, sobre todo los que competíamos con él. Todos aprendíamos de lo que hacía y tratábamos de imitarle. Esa competencia y ganas de superarle fueron lo que hizo que subiera el nivel de todos los jugadores europeos.

—¿Apoya la propuesta de que la silueta de Seve sea el nuevo logotipo del Circuito Europeo?

—Por supuesto, sin duda alguna. De hecho no sabía ni quien era el que tenemos ahora y dudo mucho que las nuevas generaciones sepan quién fue Harry Vardon. Es una nueva interpretación del golf moderno y creo que sería muy acertado. No creo que nadie vaya a votar en contra de esta propuesta. A Seve le debemos gran parte de lo que somos hoy en día.

P.S. Entre mis tesoros guardo un tee amarillo de madera que Nick Faldo usó en el hoyo 10 de Pedreña, El Pasiego, ese par 3 cuesta arriba, con pinos a la izquierda y caída pronunciada a la derecha.

miércoles, 11 de mayo de 2011

A la sombra de un magnolio


Hace unos días leí en el blog de una buena amiga que las cenizas de Seve descansarían debajo de un magnolio. Hoy así lo cuentan por todos lados. Y uno piensa que quizá no exista un lugar mejor para reposar. Descansa en paz, genio.

domingo, 8 de mayo de 2011

"La metí"


Cómo me gusta esta imagen... Y escuchar hablar a Seve en inglés. Tan natural, tan sencillo, tan cercano a la gente.

sábado, 7 de mayo de 2011

Los aplausos siempre sonarán por ti

Comentaba hace no mucho Severiano Ballesteros que echaba de menos hacer birdies y que la gente enloqueciera con sus golpes. Echaba de menos el aplauso del público. Hace unas horas el jugador de golf más genial de la historia nos ha dejado con sólo 54 años. Es imposible no recordar aquellos British Open, aquellos Masters, aquellas lecciones de clase.

Siempre me resultó grotesco ver como en España tenías fama de huraño y cerrado y en mis peregrinaciones por el mundo los anglosajones te elogiaban, decían que eras ' so lovely'... ¿En qué quedamos? Tal vez las dos cosas, pero allí siempre te trataron como merecías y aquí, pues no siempre...

Hace ya casi 20 años, peregriné a Saint Andrews para rememorar sobre el terreno aquel golpe genial que te llevó a la gloria. Me pareció imposible. Hoy me parece imposible que ya no estés.