jueves, 17 de marzo de 2016

Funambulista & Andrés Suárez: "Ya verás"



De esas canciones que te transportan 25 años atrás por la vía rápida.

Ya verás
No debí saber quién eras, 
no debí contar mis penas. 
Noviembre es siempre triste 
y tú viniste proponiendo guerras. 

Qué cosas se te ocurren, tú siempre tan concreta: 
y si volvemos a empezar, ¿qué tal? 
Yo sin saber dónde mirar… y tú tan guapa. 

Ya verás cómo me olvidas, 
y te encuentro en cualquier bar pegando saltos de alegría, 
y me dices que lo nuestro no era lo que merecías, 
seré cosas que se cuentan, vueltas de la vida. 

Que yo te vi primero, sobraba lo demás y cuando menos debo 
te vuelves a cruzar, se cae el mundo al suelo, 
que tengo lo que tengo, debo lo que debo y quiero lo que quiero. 

Como si no hubiera pasado el tiempo y fuera ayer, 
voy a acercarme lento esta vez, yo ya sabiendo que te irás… 
y tú tan guapa. 

Ya verás cómo me olvidas, 
y te encuentro en cualquier bar pegando saltos de alegría, 
y me dices que lo nuestro no era lo que merecías 
seré cosas que se cuentan, vueltas de la vida.

P.S. Vueltas de la vida. Así es. Casi todo lo que nos pasa no es sino eso. Sin rencores.

viernes, 11 de marzo de 2016

La felicidad era esto



Pocos temas hay que haya escuchado y disfrutado más que este de Cinema Paradiso, la genial película de Giuseppe Tornatore, con banda sonora del inmenso Ennio Morricone.

Esta versión, en concierto en la veneciana Plaza de San Marcos, me parece sublime. Es de una belleza incomparable, en un lugar maravilloso en el que una vez fui inmensamente feliz.

Esta pieza, especialmente a partir del minuto 2:30, es maravillosa. Sí, en ese momento aparece un músico que se da un aire a Felipe González tocando no sé si un clarinete o un oboe. Pura magia.

Luego, hacia el 3:20, entra en acción una mujer tocando lo que creo que es una flauta travesera (perdón de nuevo por la ignorancia). Para mí es el clímax. Con aspecto de italiana, parece sacada de la propia película; como si una protagonista del film –quizá la propia Elena, aunque en versión morena– hubiera venido a homenajear a Tornatore, a Toto, a Alfredo y al propio Morricone, claro. 

Puedo escuchar en bucle este tema, una y mil veces. Y siempre me toca la fibra sensible. Siempre hace que se me humedezcan los ojos recordando a la gente que más he querido; a los que están y a los que se fueron; a los que amé y a los que amo. Decía San Agustín que “si amas, no te equivocas”. Pues eso.

Morricone hace que me emocione y que disfrute muchísimo de ese momento en el que el corazón te late con más fuerza y en el que te sientes más vivo; que me sienta muy satisfecho por los muchos momentos de felicidad vividos; y que piense en los muchos que me queden por vivir...

P.S. Como le dijo Alfredo a Totó: "Hagas lo que hagas, ámalo". Amén.



P.S. En una conversación con una compañera de trabajo llegué a afirmar que hay gente que en tu vida ejerce una influencia positiva tan grande que no me parecía injusto que un 1% de mi nómina fuera a parar a su bolsillo. Está claro que aunque Morricone no lo necesite, él sería uno de esos que lo merecería. Son tantos los buenos momentos que nos ha hecho pasar que con él existe una deuda infinita. El agradecimiento debe ser eterno. En mi caso, al menos, lo es.

lunes, 7 de marzo de 2016

Saudade


Sabes que lo vi primero, 
si tengo un corazón sincero.
¿Por qué sales de mi cama y vuelves al amanecer? 
No me digas que te pierdo, 
si tu disparo fue el primero.
¿Por qué sales de mi cama y vuelves al amanecer?

Já sei que irá, que vai passar.
Dos pensamentos que agora tenho e hoje eu sei.
Nao quero viver para esperar.

Sabes que lo vi primero.
No te vistas de misterio 
que luego se me cae el cielo a los pies.
Si sales de mi cama y vuelves al amanecer. 

Já sei que irá, que vai passar.
Nossos momentos que eram muitos e hoje eu sei.
Nao quero viver para esperar.
Sincero é dizer sem pensar.
Quiero ir sem te ter.
Quiero ir sem você. 
Quiero ir sem te ter.
Quiero ir sem querer.


Una de esas canciones que aunque hable de saudade me llena de optimismo y de luz.