miércoles, 31 de marzo de 2010

El dolor del regreso

Llevo tiempo sin dedicarte unas líneas y no quería dejarlo pasar más tiempo. Mañana me voy para Santander con la family y sé que en el coche, en esas horas que dan para pensar tanto, te recordaré como siempre; te añoraré y pensaré en ese gran vacío que me espera al final de mi camino. La placentera costumbre que hizo que me acostumbrara a llegar a Santander, descolgar el teléfono y verte, ahora me hace sentir descolocado, triste, huérfano de una de esas personas que marcan la vida a cualquiera.

Pensar en ir a Santander es sinónimo de dilema en mis sentimientos, en mis sensaciones. Emerge la alegría del encuentro con familares y amigos. Y subyace el dolor por tu ausencia. Una ausencia que, curiosamente, lo llena todo. ¿Es eso posible? Lo es. Las calles mojadas (muy de Antonio Vega), un paseo por el Muelle, Peña Cabarga, el centro... Es curioso, pero cada vez que atravieso la Porticada rememoro nuestros mil encuentros casuales y siento que vas a aparecer de detrás de uno los pilares. Camino acompañado pero siento que me falta alguien. Y es que es así. Tampoco me espera mi padre para hablar del Racing, para recordar historias y para seguir conociendo cosas...

Quiero regresar a casa, a una de mis casas (Madrid ya lo es también), pero los buenos recuerdos se me agolpan dentro y me siguen provocando un dolor demasiado fuerte. Soy débil lo sé, pero como dijo Sancho en El Quijote: "Tan de valientes corazones es, señor mío, tener sufrimiento en las desgracias como alegría en las prosperidades". 

4 comentarios:

TURKITA dijo...

Precioso...siempre van contigo....♥...

Peter Mihm dijo...

Lo que está claro es que así es, Rosa. Besos.

Edu_Rob dijo...

Espero que disfrutaras, Pet. A mi más que las calles mojadas la sensación que describes me suena a 'no se acaban las calles, no terminan de pasar.....'

Un brazo.

Peter Mihm dijo...

Lo pasé bien. Mucha family, comer en el jardín de la casa del pueblo, paseo por la playa... Puff, oro puro. Lo malo es que eso de llegar el jueves a la hora de comer y salir el domingo por la mañana ni es Semana Santa ni es nada. Sólo un simple fin de semana...