martes, 18 de julio de 2017

Marcos Cao: Tormenta y huracán



La emoción que siento al ver pedalear a esos tres niños por esas carreteras tan familiares no se puede explicar con palabras. Tienes que haber sido tan feliz como yo lo fui de pequeño. Aquella infancia llena de libertad, imaginación, trastadas... Aquellos años de días eternos de disfrute a los que siempre seguía otra jornada tan buena o mejor que la anterior. Veranos de tres meses en los que uno vivía asilvestrado, viendo pájaros, haciendo casetas en el bosque, pescando en el río o entre las rocas de esas playas, jugando con sus primos y hermanos.

Yo tuve la gran suerte de vivir todo eso y lo único que siento es que los tiempos hayan cambiado tanto y nuestros hijos no puedan vivir lo mismo. 

Por eso baila, baila, baiiiiilaaaa hasta queeeeeee ya no sientas los pieeeeees...

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