No me gustaría dejar fuera a ninguno, pero nunca olvidaré aquellos años en los que compartía mañanas, tardes y muchas madrugadas con Vicente Ortega, Enric Corbella, Carlos Sacristán, David García Medina, Gonzalo Cabrejas, Enrique Rivas, Eduardo Salido o Juan Bernabéu. Hubo otros compañeros más efímeros, y hubo también unos buenos jefes, pero los anteriormente citados conformaban un núcleo duro que me ayudó mucho en unos momentos muy titubeantes de mi carrera periodística, en los que el esfuerzo no siempre iba acompañado ni del reconocimiento ni de la estabilidad. Ellos hicieron que todo fuera soportable y con momentos maravillosos que siempre le gusta a uno recordar.
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