Reconozco que siempre me da miedo oír hablar a los políticos de "las rentas más altas". ¿Por qué? No debería haber motivo cuando uno curra como un perro para ganar un sueldo medio. Pero sí lo es cuando a ello se suma que está casado, su mujer también trabaja, lo hace para una empresa, y los dos declaran hasta el último céntimo de lo que ganan, sin que por ello pretendan recibir ninguna medalla. Pero claro, "dos sueldos", dicen; te acaban de poner la etiqueta de ricacho.
¿Qué sucede entonces? Pues que a las clases medias se les cargan todas las culpas de los errores de otros. Y que a lo que todos llamamos clases medias los políticos las ven como clases altas, millonetis. Cuando uno lee algo sobre ayudas, mira la letra pequeña y ve que van dirigidas a los que tengan una renta "de 8.000 euros brutos al año y bla bla bla...". ¿Cómo? ¿Que hay gente que es capaz de mantener a su familia con poco más de 600 euros al mes? ¿Cómo lo hacen? Si su alquiler o su hipoteca ya es superior a esa cantidad...
Ah, pues unos porque merecen ser ministros de economía por su eficaz y heroica gestión de tan escasos recursos. Y otros –muchos por desgracia– porque ganan mucho más dinero del que declaran. Eso supone una estafa en toda regla; una estafa a todos, no sólo al Estado. Dicen que al menos un euro de cada cuatro forma parte de la economía sumergida. Demasiado; y demasiada insolidaridad. Lo peor es que en nuestro país siempre se tapa todo con esa mierda de "todo el mundo lo hace". Pues mira, no. Algunos no lo hacen. Facturas sin IVA, cobros 'sin factura', pisos comprados con no sé cuanto de dinero en B... Sí, "todo el mundo lo hace". Y con eso ya te dejan como el tonto de la película. Con eso ya se creen los más listos. Cuando en realidad lo que sucede es que sale a relucir la idiosincrasia del lugar, la picaresca, El Buscón don Pablos, El Lazarillo, Rinconete y Cortadillo... Así nos va.
A mí me parece perfecto, creo que es de justicia social, que el gane más aporte más. Creo que es lo suyo y lo veo bien. Pero nuestros calamitosos dirigentes, como casi todos los políticos, tienen bastante perdido el sentido de la realidad. Ahora mismo, una familia normal, como la mía, bastante tiene con cumplir cada mes con sus compromisos hipotecarios con el banco, pagar los colegios de sus hijos, vestir -aunque sea de Zara y H&M-, comer tres veces al día y poco más.
Un político dirá que a ti no te van a subir los impuestos. Y ese será el titular en prensa. Pero luego la realidad puede ser otra bien distinta. Para empezar, el trabajador por cuenta ajena (sí, yo me siento un trabajador, aunque los sindicatos no me vean así; aunque lleve vaqueros y no un mono azul mahón) lleva unos tres años con su sueldo congelado; ahora nos suben el IVA; en enero nos quitaron esos 400 euros que hace que ahora en cada nómina aparezcan unos 33 euritos menos; nos meten una tasa de basuras abusiva que antes no pagábamos; nos suben el metrobús de poco más de siete euros a 9...
A ellos les da igual. Unos dirán que esa medida la toman los otros. Los otros que la otra la toman los unos. Y uno, yo, nosotros, muchos... somos los que al final estamos en medio, currando, traspirando, sudando, pagando los desmanes, los errores de unos incompetentes que nos han metido en una de la que nos va a costar salir un huevo. "Entre todos podemos", dicen. Sí, pero sobre todo entre los de siempre... Los muchos de siempre. Los que tenemos tan poco tiempo, que no lo tenemos casi ni para protestar.