Desde pequeño fue una de mis vistas favoritas. Una islita perforada por la naturaleza con leyendas míticas en su haber. Un día, la parte superior del arco no pudo aguantar más los envites de las olas y se fue al agua.
Enseguida se empezó a hablar de si había que arreglar lo que la naturaleza había derribado... y yo me manifesté a favor. Me dolía que no se arreglara ese paisaje tan especial. Pero se metieron los políticos en el ajo y la burocracia lo paralizó todo...
Han pasado los años y el paisaje sigue "roto". Se empezó a hablar de que la obra costaría 300.000 euros, que sí no sé qué y no sé cual... Lo de siempre. Al final, la casa sin barrer. El otro día vi el destrozo de nuevo y sentí pena, pero por el paisaje, no por los políticos, que cada día me dan más asco.