viernes, 16 de enero de 2009

En la habitación de al lado...

Eso le decía una amiga a Eva. Él nunca se fue, nunca se irá; "está en la habitación de al lado". Le tenemos ahí cerca, dándonos su apoyo, haciéndonos mejores, remando con nosotros en el día a día, echándonos un capote.

Lo dijo Susana y cada vez que lo rememoro me emociono: "Fácil de querer, imposible de olvidar". Lo dijo Seppe y lo clavó: "El hombre a una sonrisa pegado".

Lo dijo Cristina y me iluminó: "Nunca vi a Barri con miedo, desesperado por su suerte. Siempre la eterna sonrisa, nunca una palabra de lo que sufría, de lo injusta que es esta vida".

Lo dijo Salva y me sentí muy triste, pero muy afortunado: "Me lo encontré por Santander este verano, con su gorrillo, con su sonrisa, con su sonrisa, con su sonrisa, con su sonrisa...".

Lo dijísteis todos y me conmovísteis. Fueron unos días muy complicados, pero preciosos, porque se creó el Barri Spirit, una sensación que nos invadió a todos, que nos hizo sentirnos privilegiados por haberle conocido y desgraciados por haber perdido a alguien tan valioso. Me sentí orgulloso de tener a unos amigos unidos en el dolor. En los días que siguieron, no podía separarme del ordenador ni un segundo porque todo lo que llegaba me consolaba ante la hemorragia de sensaciones que se me agolpaban en el pecho.

Uno ha pasado por momentos muy difíciles, pero el dolor de esos días me rompió por dentro, me faltó el aire como nunca, me hizo conocer el lado más cruel de la vida. Me levanté un viernes siendo casi un niño y pasé una noche metido en un autobús sin pegar ojo y llorando, pero llegué a Santander empezando a ser un hombre.

Hoy la vida sigue siendo maravillosa y cruel; dulce y amarga; azul claro y azul oscuro casi negro; llena de las sonrisas del recuerdo y repleta de desconcierto; plena de consuelo en forma de imágenes y canciones y capaz de fundirnos con un inexplicable vacío. Pero tu imagen -amigo del alma-, tu flema cántabra, tu entereza, tu valentía, tu grandeza, tu personalidad arrebatadora, tu calor, tu cercanía, tu pasión, tu todo, sigue haciendo que después de llorarte, uno siempre, siempre, siempre termine apelando al legado que nos dejaste, a tu especialidad: la sonrisa.

Aún así, qué no daría yo por tenerte delante, por poder mantener contigo una de nuestras charlas eternas y por poder darte ese abrazo sincero con el que decirte: "Hasta pronto, amigo".

P.S. Hoy estaba en el trabajo, era viernes, la misma hora, el mismo cielo azul. Todo se me ha venido encima...

7 comentarios:

Juanejo dijo...

un abrazo muy fuerte, crack. Desde luego, te sale todo de lo mas hondo del corazon. Sigue sonriendo, Peter, es la mejor manera de honrar a los nuestros. Un abrazo.

stockton dijo...

Enorme, simplemente enorme, Peter, sin conocerte, uno se da cuenta de que tienes que ser una persona cojonuda, llena de cariño hacia tus seres queridos.

Todo lo que has hecho por rememorar a tu amigo desde que falleció es digno de los más grandes. Seguro que tu querido Barri seguirá dando gracias por tenerte como amigo, que tiene que ser un lujo.

Un abrazo

Edu_Rob dijo...

Puff, ¡qué grande, Pet! Me has jodido, pero con tristeza alegre; ya casi todos vamos sabiendo de qué va ésto, mejor dicho, como no tenemos ni puta idea, lo más grande es tenernos adentro los unos a los otros, es lo único, pero lo más grande. Fuerte abrazo.

Elio dijo...

Un abrazo Peter, lo que has escrito es tremendamente conmovedor y sincero, se ve que le querías realmente como a un amigo del alma.

Ánimo.

Peter Mihm dijo...

Me lo dijo Pau Gasol en una entrevista hace un par de años. ¿El mejor consejo que puedas dar a los demás? "Sonreír, sonreír todo lo que se pueda". Así es, Juanejo.

Gracias a todos por compartir vuestras sensaciones. Stockton, siempre digo que el lujo es haber sido amigo de Barri.

Siento la jodienda, Salva, pero después de escribir cosas así, uno se siente más en paz.

Y así es, Elio. Un amigo del alma. Ni una palabra más.

LITROS dijo...

Vaya, solte una parrafada exocizandome pero no me la ha dejado colgar.
Un abrazo amigo.

Peter Mihm dijo...

Malditas herramientas, Litros. Un fuerte abrazo.