martes, 26 de junio de 2007

A mi primo Delfín

Nos has dejado hace unas pocas horas y no paran de llegarme imágenes y recuerdos a la mente. Fuiste el primo diferente, el que llevaba el pelo largo, el que hacía surf, el que siempre iba en moto. Mi padre decía que eras el más listo, "era muy bueno en matemáticas". Pero criticaba que nunca habías querido estudiar. "Para eso hay que valer", decías.

Sin embargo, nosotros te admirábamos. Trabajabas lo justo para vivir lo mejor posible. Eras un habitual del Sardinero y del Alto Miranda. Siempre se te veía alegre y eras un personaje simpático como pocos. El Marqués del Sardinero, te llamaban algunos; Delfo te llamábamos casi todos. Hoy llueve en la Primera y es normal, aunque sea junio.

Recuerdo aquellos tiempos en los que estando yo estudiando periodismo tú salías en una tele local haciendo un programa de motos. Tu pasión. Lo hacías muy bien, muy natural. Hasta te fuiste a Marruecos a hacerte el desierto del Atlas con unos colegas con tu Super Teneré. Fuiste y volviste, como un campeón. Con un par. Otros mandaron la moto de vuelta por SEUR.

Sé que has sufrido mucho en la vida, que la suerte te fue esquiva y que no podías renunciar a una de las cosas que más te gustaba: el tabaco. El maldito tabaco.

Pero hoy me acuerdo de tu estampa sobre la moto, del buen color de tu cara, de tus ojos alegres y chispeantes, de tu manera tan particular de gesticular. Sí, hoy me acuerdo del Delfo en su apogeo, no del pesimista de los últimos tiempos. Hoy me acuerdo de mi primo Delfín, sí, del que iba en su Bultaco por el Faro de Cabo Mayor hace mil años, allá en los 70. Del que compró una furgoneta Volkswagen, de las surferas, con matrícula de Gerona y la vendió muchos años después por más de lo que le había costado. Con su bigote y con sus gafas de sol, moreno, con sus rizos, fiel a Yamaha y desconfiando de los de las "kawas"... Buena gente, muy buena gente, así era Delfín Sánchez de Cos, mi primo.

Descansa en paz, Delfo.

P.S. Y sí, sigo aliñando la ensalada, como decías tú cuando coincidíamos en una gasolinera y yo echaba el aceite de la mezcla en mi Vespa roja. Sigo siendo fiel a mi caldero.

4 comentarios:

Malicia Cool dijo...

muy bonito; te admiro por haber escrito algo así en un blog acerca de la muerte de un ser querido; hace unos meses lo tuve que hacer yo también con mi padre y sé lo que se siente, pero me alegro de haberlo escrito en el blog; ¡un saludo! (soy contertulia del AltoVolta; ¡agur!).

Peter Mihm dijo...

Me alegro de verte por aquí Malicia. Menudo crack Alto Volta - Julius - Javier Cortijo.

ANA dijo...

BUENOS DIAS , YA SE QUE HAN PASADO UN MONTON DE AÑOS DE ESTA PUBLICACIO 10 PARA SER EXACTOS.
PERO LAS CASUALIDADES EXISTEN Y LEYENDO TU CARTA ME HE DICHO , DIOS MIO PERO SI YO EN MI JUVENTUD FUI AMIGA SUYA POR LOS DATOS QUE DAS TIENE QUE SER EL TRABAJO EN LAINZ VIVA POR CUATRO CAMINOS Y LE GUSTABA IR A LA PLAYA DE LA 1 QUE TIEMPOS , MOTERO A TOPE CON SU SUPER TENERE SU BIGOTE SUS GAFAS DE SOL SIEMPRE CON EL ....
QUE PENA ME HA DADO LEER TU CARTA Y SABER QUE NO ESTA DISFRUTANDO ....UN SALUDO

Peter Mihm dijo...

Hola, Ana.

Da igual el tiempo que pase... El recuerdo de mi primo Delfín surge cuando uno menos se lo espera. En efecto es él. Trabajó muchos años en el almacén de Laínz.

Un abrazo.