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A la vuelta de Cantabria rematé el viaje con una visita a San Martín de Elines, una de las iglesias románicas más bonitas que pueda verse. Es del siglo XII y es una preciosidad. Está al sur de mi comunidad autónoma, muy cerca de Burgos y Palencia.
De hecho -y no es de coña- la carretera que discurre por Burgos está magníficamente asfaltada, pero en cuanto de cruza el cartel de Cantabria se convierte en una carretera con asfalto añejo y llena de baches y parches.
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Y eso por no hablar del despropósito de que San Martín de Elines no está anunciado en el cruce de la carretera nacional porque ésta discurre por Castilla y León... Pero si es una maravilla y está a unos 15 km.
Pues eso, los políticos a lo suyo: a desinformar. Que viva Cantabria. Y esas maravillas que la pueblan: Cervatos, Castañeda, Santillana, Piasca, Cotillo... Miles de historias adornan cada piedra. Como la del caballero-peregrino enterrado en el claustro de San Martín de Elines. Pero esa ya se la dejamos a Indiana Jones... El que la quiera oír que lo haga de manos de Bertín, el apasionado párroco.