martes, 5 de noviembre de 2024

Peterhouse, como Peter por su casa... 100 años después

Desde hace años tenía pendiente una visita a Cambridge. Varias veces crucé en tren la ciudad de norte a sur –y de sur a norte– y siempre me prometí acercarme un fin de semana largo. Ahora, por fin, pude cerrar el círculo. Fue algo muy especial, por muchos motivos, pero el principal por la conexión familiar de mi abuelo Peter con su universidad. 

Hace cien años, él cursó sus estudios allí; cosas de mi bisabuelo Juan, todo un visionario. Mi abuelo estudió en Peterhouse, el college más antiguo de Cambridge, fundado en 1284 por Hugo de Balsham, obispo de la cercana Ely, una localidad pequeña con una catedral impresionante.

Semanas antes del viaje contacté con personal de Peterhouse y tuve la suerte de dar con Peter Waughman, Head Porter del centro. Le conté mi historia familiar en dos brochazos y le hice ver mi interés por visitar las instalaciones y, en concreto, por poder pasear por Fellow's Garden, ese lugar mágico que llevo viendo en fotos en mi casa desde niño. 

En una de esas fotos aparece mi abuelo Peter, sentado en el centro de la imagen, con su chaqueta de capitán del equipo de tenis. Un blazer que recuerdo ver de niño, marrón con rayas verticales celestes. Ese azul tan de Cambridge. Ese azul que da lugar a la denominación de todo atleta de nivel como mi abuelo: un Cambridge Blue. Para mí, estar en el mismo sitio exacto que mi adorado abuelo era algo largamente perseguido. Repetir ese momento un siglo después era algo muy especial. 

Nada más llegar a Peterhouse, todo fueron facilidades. Lynda fue quien nos atendió en el Porter's Lodge. Nos guió hasta Fellow's Garden, tras pasar por varias puertas muy bajas y cruzar una verja, y nos comentó que nos sintiéramos como en casa y echáramos un ojo a todo. Y eso hicimos. 

Tras replicar la foto de mi abuelo (en medio de una emoción imposible de contener) nos dimos un paseo por Deer Park, exuberante jardín que discurre en paralelo al Fitzwilliam Museum. Regresamos al edificio principal para acceder al comedor. Un lugar impresionante, con unas vidrieras maravillosas. El lugar data de 1290 y desde entonces ha sido un lugar de reunión de los alumnos. Impresiona pensarlo. Como impresiona saber que fue Lord Kelvin –sí, el de los grados Kelvin; el del cero absoluto (-273,15º C)– quien al parecer puso en 1884 la instalación eléctrica en el edificio con motivo del 600 aniversario. 

Trasteando un poco, descubrimos el acceso al torreón y subimos por su empinada y retorcida escalera de caracol, sintiendo que invadíamos un espacio muy poco transitado. Y con la tentación constante de tocar la campana. Impulso reprimido, con lo que soy yo de tocar campanas, dar la vuelta a relojes de arena y cosas parecidas.

Seguimos nuestra ruta por el Old Court, con un césped impecable, fiel a la frase que siempre recordamos que decía mi abuelo, como receta mágica para conseguir un césped perfecto: "Rolling and rolling, years and years". El paisaje que nos rodeaba no podía ser más impresionante, con hiedras rojizas, hojas de diversos tonos otoñales, césped verde esmeralda y un cielo azul precioso, con una luz maravillosa, el día perfecto para una visita largamente soñada.

Aún nos quedaba por ver la capilla, edificio de 1632 que domina la entrada del college. El sonido del órgano invadía el espacio. El organista parecía encontrarse en pleno proceso de afinado y cada movimiento nuestro era acompañado de un inquietante silencio. A cada paso, él dejaba de tocar, en un particular juego del ratón y el gato. 

Nos quedamos con las ganas de acceder a la Ward Library, con entrada desde Little St. Mary's Lane, en la parte trasera de Little St. Mary's Church y que según el rótulo de fuera alberga el Museo de Arqueología. Pero, por otro lado, creo que siempre está bien dejarse algo pendiente para una posterior visita.

Además, como me comentó mi –ahora– buen amigo Peter Waughman: "You will always be welcome to visit, so please let me know if you are able to have a return trip". Amén. 



martes, 29 de octubre de 2024

El Centro Botín, en Vogue, por Pablo Zamora

El reportaje de Vogue noviembre con el Centro Botín como telón de fondo es maravilloso. Las fotos de Pablo Zamora siempre emocionan. Y que te citen de esta manera en la cuenta de La Vaquería Montañesa es una maravilla.


jueves, 10 de octubre de 2024

Ya estás en casa

"'Ya estás en casa. Ya descansas en paz'. Eso fue lo que se me pasó por la cabeza cuando el coche fúnebre se detuvo delante de nuestro lugar favorito en el mundo, junto a tu adorado jardín, ese al que te llevaba siempre de la mano en nuestras conversaciones en el salón. Sí, fue un momento en el que no pude evitar el llanto. Me rompí por completo. Me reventó el corazón. La escena fue tan bella como demoledora. De lo más emotivo que he vivido nunca, algo a la altura del personaje. Aún ahora lo recuerdo y se me saltan las lágrimas. Nada como una madre. Nadie como tú".

"Mamá, abuela Geli, Geli, Elli. Una irreductible, una luchadora, una 'bárbara del Norte' (como te llamó un conocido), una mujer de carácter, alguien sin pelos en la lengua, trabajadora como nunca vi otra, entregada a los suyos, aliada fiel, tu fan número uno, protectora, cómplice, hogar". 

"Hay cosas en la vida para los que uno nunca estará preparado. Da igual que sea ley de vida. Esa ley está ahí, pero a muchos nos gustaría incumplirla de manera impune. Hay personas que deberían ser eternas, con los padres y los abuelos a la cabeza. Esa ley es una mierda".

"Dolor. Dolor físico. Vacío. Tristeza. Ausencias. Conexión. Recuerdos. Ejemplo. Pensamientos que te dan vueltas y vueltas en la cabeza. Agitación. Insomnio. La mente a mil por hora. Llanto. Agradecimiento". 

"Pero sí, claro, cumplimos años, perdemos facultades, nos alejamos de nuestra mejor versión y no todo es de color de rosa. Y aún así siempre te quise igual y siempre te querré. Gracias, mamá".

martes, 14 de mayo de 2024

Cristina Verduga, in memoriam

Me acaba de escribir mi hermano pequeño para decirme que ha fallecido Cristina Verduga, nuestra profesora de Lengua y Literatura en los Agustinos. Y me he quedado un tanto descolocado. Primero, porque aún era joven. Y, segundo, porque se me queda la sensación de deuda pendiente no saldada.

No exagero si digo que para mí ha sido la mejor profesora que he tenido, incluyendo tanto el colegio como la universidad. Y tengo claro que fue la que más huella me dejó. ¿Por qué? Antes de nada porque se preocupó por mí en una época marcada por una adolescencia muy complicado de sobrellevar, con una falta total de interés por mi parte, a la que se sumaban otras consideraciones escolares.

Académicamente en aquellos años yo era un completo desastre. Mi desmotivación me llevaba a no estudiar absolutamente nada. Y La Lupas, como era conocida por sus características gafas de montura dorada y cristales tintados, supo tocarme una fibra sensible que me ayudó a empezar a salir de aquel pozo.

Era una profesora exigente, sí. Te retaba. No permitía una falta de ortografía. Hablaba con pasión de los libros. Y sabía convertir una lectura obligatoria en algo apetecible. Había que leerse la primera parte de El Quijote porque así estaba establecido en el plan de estudios, pero ella supo inocularme el veneno para que yo me leyera por mi cuenta la segunda. Y, años más tarde, releer la obra de Cervantes del tirón.

Si en los años posteriores me convertí en un más o menos ávido lector fue gracias a ella. Si mi ortografía logró ser sólida, seguro que ella tuvo mucho que ver. Si terminé estudiando Periodismo y dedicándome a lo que me dedico, es más que probable que le deba buena parte de lo que soy.

Y así lo he sentido muchas veces. Y por eso en ocasiones pensé en mandarle un detalle, después de buscar –y encontrar– su dirección. Me parecía de ley escribirle unas líneas de agradecimiento por ayudarme a encontrar mi camino. Seguro que para un profesor debe ser gratificante. Pero el tiempo ha sido más rápido que mi dejadez. 

No olvido cuando en tercero de BUP creó un grupo de apoyo para los que íbamos peor. Nos daba clases extras, en su tiempo libre después de su jornada laboral. Nos enseñaba a relacionar cosas, no a soltarlas como un papagayo. A redactar bien. A ir más allá. A disfrutar con la lectura. Y eso se me quedó ahí para siempre.

En mis años de colegio yo era un niño tímido e inseguro. Y ahora recuerdo con orgullo aquella situación que me hizo vivir cuando me puso en el foco de los más de 40 alumnos de la clase para decir que había hecho uno de los mejores exámenes de recuperación que ella recordaba. "Un examen de 7,5", decía. Cuando con ella el notable estaba reservado a los elegidos.  

Y también me ha venido a la mente el recuerdo de cuando el autobús municipal pasaba de largo nuestra parada, al ir lleno, y ella nos recogía con su Ford Fiesta. Unas cuantas veces me salvó de llegar tarde a clase.

Termino estas líneas triste al pensar que mi pereza provocó que no la contactara, que no le mostrara mi agradecimiento, que no le contara que aquel alumno inseguro y mediocre supo rehacerse y que incluso se gana la vida editando y corrigiendo textos. Lo que son las cosas.

Y me quedo pensando en aquella falsa seriedad de Cristina Verduga, en su gran sentido del humor, en su gran corazón, en aquella voz característica (que mi cerebro recuerda y ahora mismo hace sonar dentro de mi cabeza) y en cómo sabía ganarse el respeto desde su pequeñez (solo en tamaño). Y le pido perdón por haber perpetrado algún que otro soneto infame, pero es que las musas de la rima nunca han tenido a bien visitarme. Descansa en paz, recordada maestra, que el viento sople a tu espalda.

P.S. Aún hoy, cuando alguien no pone una tilde en una mayúscula, me acuerdo de ella diciendo aquello de "eso es de señoritas cursis".

viernes, 23 de febrero de 2024

La Sonrisa de Julia: "Para siempre"

Gracias a Marcos Cao y a La Sonrisa de Julia por seguir emocionándonos veinte años después. No me puedo sentir más agradecido.


Y el lujo enorme que es que alguien a quien admiras tanto te conteste por Instagram con esa impecable sencillez y cercanía.




Y es que a mí, que soy de natural tirando a pesimista, la música de Marcos Cao me levanta el ánimo. Hasta el punto que a veces me imagino respondiendo esa pregunta famosa del cuestionario Proust que dice "¿Cuál es tu idea de felicidad perfecta?" en clave de uno de mis grupos favoritos. De entre las muchas respuestas que me vienen a la cabeza relacionadas todas ellas con Cantabria, vacaciones, la playa, mi familia, mis amigos, la casa de mi pueblo, etc... hay una recurrente: "Vivir infinitamente en una canción de La Sonrisa de Julia". Ahora pienso que muy bien podría ser 'Para siempre'.

Para siempre:
Los ojos cerrados, desnudos los pies,
el pelo empapado, escucho llover.
Me vuelvo a mirarte por última vez.
Hay algo calmante en cada curva de tu piel.

Y nada de esto iba suceder.
Y ahora estoy aquí despidiéndome.
Porque nada de esto nos iba a ocurrir
y ahora todo el cielo se derrumba sobre mí.
 
Eres tú con todos tu defectos,
eres tú con todos tus defectos
quien me roba la razón y se la lleva lejos.
Eres tú con todos tus errores
quien me invitó a entrar en todos sus rincones.
 
Ohhh. Pero si fuera por ti lo volvería a hacer,
dejarme llevar hasta enloquecer,
porque si fuera por ti volvería a hacerlo 
perder el control hasta perder el miedo
a ser el refugio de tu piel, para siempre.
 
Me miro al espejo, pregunto por qué será
que te echo tanto de menos, si ayer te echaba tanto de más.
A veces hay resplandores y vuelven las tentaciones, 
pero procuro evitar nuestro portal.
 
Eres tú con todos tu defectos.
Eres tú con todos tus defectos 
quien me roba la razón y se la lleva lejos.
Eres tú con todos tus errores 
quien me invitó a entrar en todos sus rincones.
 
Ohhh. Pero si fuera por ti lo volvería a hacer 
dejarme llevar hasta enloquecer 
porque si fuera por ti volvería a hacerlo,
perder el control hasta perder el miedo 
a ser el refugio de tu piel, para siempre.
 
Porque si fuera por ti lo volvería a hacer 
dejarme llevar hasta enloquecer,
porque si fuera por ti volvería a hacerlo 
perder el control hasta perder el miedo a ser el refugio de tu piel,
para siempre, para siempre, para siempre, para siempre.

jueves, 18 de enero de 2024

Te sigo echando mucho de menos, amigo


18 de enero. Siempre un misil en la línea de flotación. Siempre una bajada en la fuerza. Siempre un motivo para llorar y sacar mucho de lo que uno lleva dentro. Siempre un buen día para sonreír mientras te recuerdo. No hay día en el que no piense en ti, amigo.

Hoy se cumplen 16 años (me parece imposible que haya pasado tanto tiempo) y se me sigue encogiendo el corazón al recordarte.

lunes, 16 de octubre de 2023

La vida en 18 hoyos

Tuve la gran suerte de poder ir a ver una jornada del Acciona Open de España y, ni que decir tiene, disfruté como un enano. Pude ver a Jon Rahm, sí, pero también a Justin Rose, a Pablo Larrazábal, a Rafa Cabrera Bello, a Jorge Campillo, a Adri Arnaus, a Adrián Otaegui y a un largo etcétera. Grandes todos. 

Me acordé mucho de aquellos lejanos días del Open de España en Pedreña, con Carlos Obregón, entrando como falsos caddies de Pepín Rivero, viendo a Rozadilla y a Carriles brillar, a Seve dándolo todo, a Merín peleando con los grandes en la primera jornada. Batallitas preciosas. Como ver a Nick Faldo, a Chema Olazábal, a Colin Montgomery, a José María Cañizares (y su precioso swing), a Manolo Piñero, todos jugando en tu campo. Parecía de ciencia ficción.

Pues algo así sentí días atrás. Viendo a Jon Rahm sientes algo parecido a aquello que te provocaba Seve. Admiración enorme y algo más. Eres conscientes de que ante ti hay alguien especial. Un deportista de esos que salen cada mucho. Grandes entre los grandes.

Algo parecido he experimentado viendo jugar en vivo a Rafa Nadal, a Pau Gasol, a Diego Armando Maradona o a Roger Federer. Auténticos elegidos.

Sí, ese es el lado de la gloria, el olimpo más glamuroso. Incontestable. Pero a mí me admira también ese talento trabajado del deportista no tan metido de lleno en los focos. Y por ello sentí la pulsión de seguir a jugadores no tan tops como Pablo Larrazábal.

A ver, para mí Pablo Larrazábal es muy top. Es un tipo con un talento enorme. Con unas manos maravillosas en el juego corto y con una sensibilidad con el putt muy por encima de la media. Pero que, como él mismo dice, batalla con jugadores que en la salida desde el tee ya le sacan 30 metros con el driver.

Disfruté mucho viendo a Pablo luchar contra el campo, sabiendo sufrir. Empezó mandando su primer golpe del día al bosque. Se repuso de una bola perdida (que incluso ayudé a buscar) firmando un bogey heroico en ese hoyo. Metió esos putts preciosos suyos; pura sensibilidad. Y no bajó nunca los brazos...

Y me hizo pensar que la vida son 18 hoyos. O igual son 18 hoyos que tenemos que jugar de vez en cuando. O muy frecuentemente. ¿A diario? Son la vida misma. En unos te va bien; en otros, no. En unos brillas; en otros te estrellas. En unos tienes la suerte de cara; en otros te es esquiva. A mitad de recorrido te puedes venir abajo, pero te toca levantarte. Siempre hay que luchar. Y el trabajo suele ser una buena herramienta para que te vaya mejor.  

Me cuesta imaginar a Jon Rahm sin entrenarse, sin cuestionarse aspectos que le ayuden a ser mejor día a día. Tengo claro que los mejores en el circuito son aquellos que además de tener un talento especial lo pulen, lo alimentan y le dedican un tiempo precioso para lograr ser su mejor versión. 

Y disfruto muchísimo viendo el nivel tan altísimo de todos estos golfistas. Deportistas que te mandan una bola a 300 metros y te la colocan en mitad de calle. Profesionales que a 150 metros del hoyo son capaces de dejarte dada la bola. Que te sacan de búnker una bola que acaba a apenas medio metro del hoyo. Y lo valoro porque jugué al golf unos cuantos años. Y sé de la magia que hay que tener en las manos para jugar a esto. Magia y esfuerzo, como en el día a día. La vida misma.

lunes, 25 de septiembre de 2023

Louis Dunford: The Angel (North London Forever)

The Angel (North London Forever)
As I walk these streets alone, through this borough I call home
Upon the baron fields of Highbury 'neath the stadiums of stone
Through the turnstiles at The Angel, see the homeless on the green
From The Cally to The Cross, and every shithole in between
Pass the church, the mosque, a crack den, and the offie on the corner
See the brasses from the brothel that pretends to be a sauna
Watch the bedlam in the bookies, see the winners and the losers
Seeking solace from their sorrow in the local battle cruisers
Through the madness in the market, weathered faces turn to greet ya
"'Ello gov'nor, how's your mother?"
"You alright, son, be lucky, geezer"
Double pie and mash and liquor, a Cuppa Rosie Lee up chap
Or watch retired gangsters bicker, every day in Arthur's café
The little fuckers causing trouble, for the cozzers make you smile
You meet ya muckers for a couple, forget your troubles for a while
From The Thornhill to The Hemmy, all the faces are the same
'Cause the manor might be changing, but the people still remain
North London forever
Whatever the weather, these streets are our own
And my heart will leave you, never
My blood will forever, run through the stone
As I walk these streets alone, through a kingdom made of chrome
I see them ripping up the cobbles, and tearing down our childhood homes
I see the architecture changing, watch the history disappear
And the skyline rearranging into towers of veneer
But I see the remnants of a London that they thought they could erase
Every time I hear the old school talk about the good old days
Or every time I watch the football and have a ruby with the lads
See an hoister selling clobber or a dealer shooting bags
It's in the single mothers juggling a baby and a job
In every single brother struggling that wound up in the dock
It's in the roots and the foundations, still clinging to the land
It's in the bricks that built the Morland and Popham that still stand
It's in my family and my friends, in every gram and every Benz
It's in the roots that we inherit when a generation ends
It's in the ruins of your youth and the faces of your past
'Cause the manor might be changing, but the people always last
North London forever
Whatever the weather, these streets are our own
And my heart will leave you, never
My blood will forever, run through the stone

jueves, 31 de agosto de 2023

Kodaline: 'Everything Works Out in the End'

'Everything Works Out in the End'
I never seen it coming
I couldn't read the signs
And now I know that it means nothing
But you are always on my mind
I got tricked into believing
You were the only one for me
But the truth can be deceiving
And I was just too young to see

They told me
Everything works out in the end
Everything works out in the end
They told me
Everything works out in the end
Everything works out in the end

You got me treading on the water
'Cause I've never learned to swim
Now I know that it's all over
I better learn to start again

They told me
Everything works out in the end
Everything works out in the end
They told me
Everything works out in the end
Everything works out in the end

Everything works out in the end
Everything works out in the end
Everything works out in the end
Everything works out in the end

miércoles, 21 de junio de 2023

La torre del reloj de Murrayfield

En 1990 tuve la fortuna de ver un Escocia-Argentina de rugby en el estadio edimburgués de Murrayfield. Los locales venían de ganar el Cinco Naciones y aún mantenían un buen bloque que pasó por encima de los Pumas (49-3). 

Me parece que fue el último partido con la albiceleste de Hugo Porta, el genial apertura que ya contaba por entonces con 39 años.

Recuerdo que una de mis profesoras me consiguió unas entradas en el fondo sur del estadio, donde por aquel entonces estaba la famosa Torre del Reloj. 

Seguí viendo rugby por la televisión muchos años y con la remodelación del estadio en los años 90 dejé de ver esa torre tan característica. Pensé que era una pena semejante destrozo, pero ahí me quedé. 

Volví este 2023 a mi querido Edimburgo y desde el tranvía que te lleva desde el aeropuerto hasta St Andrews Square vi la torre en el lado Este del estadio. Me alegré mucho de que ese símbolo se hubiera preservado.

Leo que "en 1929, Sir David McGowan donó la Torre del Reloj. Hoy en día sigue siendo un punto de referencia, aunque se retiró de su ubicación anterior en la parte superior de las gradas en el Railway End cuando el estadio se sometió a una importante renovación y reconstrucción durante el período 1991-94". 

Tengo que reconocer que me emocioné un poco al ver que la piqueta no había acabado con ese símbolo. Y me alegré de que a veces se hagan las cosas bien.

Y, claro, recordé más detalles de aquel partido. Como el inicio, cantando el Flower of Scotland a pleno pulmón. O este ensayo bajo palos, un tanto fake, pero entrañable. A fin de cuentas, no se pisa el césped de un templo como este todos los días.

lunes, 24 de abril de 2023

¿Cuál es tu idea de la felicidad perfecta?

Me encanta esta pregunta perteneciente al Cuestionario Proust y que cada poco escucho responder en el pódcast de Javier Aznar, Hotel Jorge Juan. Me gusta ver cómo los invitados navegan esas aguas. Y me gusta ver cómo mi hipotética respuesta cambia semana tras semana.

Tengo claro que mis respuestas más recurrentes estarían ligadas a situaciones diversas con mi familia más directa. Estar juntos, todos bien, sin discutir, disfrutando de un viaje, de un buen restaurante, en la playa o haciendo algún plan diferente.

Pero luego hay vivencias inesperadas que hacen que te sientas feliz. A fin de cuentas la felicidad no es algo que se prolongue en el tiempo, son pequeños momentos que te hacen sentir en paz contigo mismo y te permiten disfrutar.

En este último viaje por Escocia he tenido varios momentos así, en los que puedo decir que he sido feliz. Y sí, lo puedo afirmar con convicción plena.

Por ejemplo, estar en The Oban Inn (pub de 1790,  de esta localidad costera) tomándome una cerveza –recordando a mi amigo Javi, con el que estuve en ese mismo sitio hace casi 32 años– y que empiece a sonar The Whole of the Moon. No, eso no es casualidad. Eso es una confluencia de energías. Eso es un momento perfecto. El destino mueve sus hilos y suceden cosas. Justicia poética.

Como también lo fue estar en The Wall, en Cockburn Street, tomando un café y descansando las piernas, y que empezara a sonar How Long Will I Love You? Que los Waterboys se te presenten así, sin avisar, es gloria bendita. Y más cuando estás en la mejor compañía. Pero, claro, es que ellos (los Waterboys) juegan en casa. Y de nuevo hay un algo que ayuda a que se dé ese momento perfecto. [Poco después, un grupo de unas cuarenta chicas inunda la calle con su performance y canta –y baila– Bad Romance. ¿Una despedida de soltera? Algo así sería, sí].

Y también es fácil sentirse feliz cuando tus hijas te ponen Sunshine on Leith mientras vas de copiloto de tu hermano en una minivan de Oban a St. Andrews. Y cantas para ti, hacia adentro. Y para afuera, para que los que van detrás perciban lo que estás sintiendo (y lo regulín que cantas). Pero escuchar a los Proclaimers en Escocia siempre es muy especial. Da igual el tiempo que pase. Como cuando vas en tranvía por Princess Street y visualizas la esplanada junto a la National Gallery donde en la película del mismo nombre (Amanece en Edimburgo, en España) un grupo muy numeroso canta y baila I'm Gonna Be (500 Miles). Eso es Escocia en esencia.

O ese momento en St. Andrews, primero acercándome al Old Course; después cruzando las calles del 18 y del 1; luego pisando el antegreen del 18 y pensando siempre en Seve. Recordando aquel abrazo con sus hermanos, con Merín llorando (aunque esto sucediera en Royal Lytham). Rememorando su putt y el famoso "lo metí", alzando su puño derecho al cielo (que esto sí que fue ahí mismo). 

O pisar la arena de West Sands Beach, la playa por la que corren Harold Abrahams y Eric Liddell, entre otros, en Carros de Fuego. Y pensar que cuando Abrahams estudiaba en Cambridge mi abuelo también lo hacía. Y que es más que probable que coincidieran en algún momento, ya que mi abuelo también era un gran deportista (capitán del equipo de tenis de Peterhouse, sin ir más lejos). Abrahams estuvo en Caius College de 1919 a 1923; mi abuelo, en Peterhouse, creo que de 1920 a 1924.

O cuando caminas por Auld Town y te llegan los compases a lo lejos de un bagpiper y eres capaz de reconocer que interpreta The Skye Boat Song, Amazing Grace o Rose of Tralee. Y te invade una sensación plena de... estar en casa.

Sí, se me va el santo al cielo con tanta historia. Pero es que creo que estas cosas son algunas de las que más feliz me hacen. Como dice Jimmy Barnatán: "El respeto por el pasado es acordarse y contarlo". Tal cual. 

miércoles, 19 de abril de 2023

Una pequeña historia contra el mito de la tacañería escocesa

El mundo de los tópicos nos lleva a veces a tener ideas preconcebidas que resultan completamente equivocadas. Así, por ejemplo, los escoceses tienen fama de tacaños. En Reino Unido es una etiqueta ampliamente arraigada. Sería algo similar a lo que se dice de los catalanes en media España. 

Stingy, tight, mean o cheapskate son algunos conceptos en inglés que se les achacan a los vecinos del norte de las islas (agarrado, roñoso, avaro, miserable, rácano, cutre). Incluso los Monty Phyton dedicaron algunos sketches a este asunto. Yo tengo que decir que nunca tuve esa sensación en mis días escoceses. Más bien al contrario. La señora de mi casa no era rácana, era humilde.

Y en esta última visita puedo decir que viví la experiencia contraria. Después de aterrizar en Edimburgo y recoger nuestra minivan (una Ford Tourneo Custom) fuimos a Stirling. Buscamos sitio para aparcar para dar un paseo por la conocida como 'la ciudad más pequeña de Escocia'.

Aparcamos en una zona regulada y no teníamos las monedas que nos pedía la máquina. Nada, recién llegados no teníamos ni media libra y no se podía pagar con tarjeta. Empezamos a valorar la búsqueda de un cajero, ir a una tienda a comprar algo y así poder pagar. Un desastre. Íbamos a perder demasiado tiempo.

Y ahí es donde surgió un alma caritativa, una amable mujer residente en la calle Glebe Crescent que nos dio, de manera altruista y sin dudar ni un momento, dos monedas de una libra para poder aparcar un par de horas. Es más, la señoruca hasta nos dijo si nos venía mejor una hora más. Pero nos dio apuro abusar de su generosidad. Eso sí, fuera tópicos.

Por otro lado, me cuesta imaginar algo así en mi propio país. Y me encantó que esto me ocurriera en mi querida Escocia. Aunque haya quien diga que la tacañería más que escocesa es edimburguesa. Seguro que los que dicen eso son de Glasgow...

P.S. El stormtrooper de La Guerra de las Galaxias a tamaño natural no fue un mal aliado.

martes, 18 de abril de 2023

¿A qué huele Edimburgo?

Es esa una pregunta recurrente. Muchos visitantes buscan ese dato y cualquiera que haya paseado por la capital escocesa sabe de lo que hablamos. Se trata de un olor dulce, suave, nada empalagoso. Unos dicen que Edimburgo huele a pan, otros a palomitas... Para mí no es nada parecido. Es como un olor ligero a pastelería poco azucarada, a cereales.


Los que saben afirman que el aroma procede de la mezcla de levadura de cerveza, malta y cebada de las fábricas de cerveza y destilerías de la ciudad. Aún hoy son varias las empresas que producen en el interior del mismo Edimburgo.

Ese es el caso, por ejemplo, de la North British Distillery Company y la Caledonian Brewing, ambas muy cerca de los estadios de Murrayfield (rugby) y Tynecastle (campo de fútbol del Hearts of Midlothian). 


Además, Innis & Gunn Leith Brewery Taproom, en el propio Leith, y Stewart, a las afueras de Edimburgo hacia el sur, son otras dos marcas típicamente edimburguesas que ayudan a que la en otros tiempos conocida como la Auld Reekie, la vieja apestosa o humeante, sea más humeante y menos apestosa. Un poco más lejos, a 30 km de Edimburgo, se encuentra la Belhaven Brewery, en Dunbar. 


En mi última visita a Edimburgo pude disfrutar dos días de ese maravilloso olor a primera hora de la mañana. Fue para mí todo un premio al madrugón. Y fue volver a aquellos días de hace más de 30 años en los que tuve la suerte de vivir en la ciudad de Robert Louis Stevenson, Sir Walter Scott o Arthur Conan Doyle

Pocas cosas nos hacen aflorar con mayor exactitud los recuerdos como lo hace la memoria olfativa. Bueno, quizá a un nivel similar al que supone reconocer en la distancia los acordes de una gaitero tocando The Skye Boat Song. Basado en hechos reales, vivido en primera persona. Y, curiosamente, tema central de la serie Outlander.

Así que ya sabes, si vas a Edimburgo, tómate una cerveza local como Caledonian, Innis & Gun, Belhaven o Stewart. Y respira hondo, que merece la pena.

P.S. Por cierto, han tenido que pasar muchos años para enterarme de que Tennent's es de Glasgow.

lunes, 13 de marzo de 2023

Gracias, Pau

Los juniors de oro ganaron el Mundial de la categoría en Lisboa. Pau Gasol aún no era el jugador maravilloso de poco tiempo después, pero ya estaba en el camino. Con el Barça nos dejó con los ojos abiertos, formando un tándem maravilloso con Juan Carlos Navarro. Se fue a la NBA y fue Rookie del Año. Luego llevaría a los Grizzlies a los playoffs. Sería seis veces All Star y ganaría dos anillos con los Lakers. Todo esto, amén de sus exitazos con la selección: campeones del mundo, de Europa... y varias veces medallista olímpicos. 


Ahora su número 16 deslumbra desde lo más alto del Crypto.com, a la derecha del 24 de Kobe Bryant. Y compartiendo honores con Magic, Abdul Jabbar, Shaq, Worthy Jamal Wilkes, Gail Goodrich, Jerry West, Wilt Chamberlain, Elgin Baylor y George Mikan. Casi nada.

miércoles, 18 de enero de 2023

Quince años sin ti

Este tramo del mes de enero se me sigue haciendo cuesta arriba, año tras año. Pero el día 18 me llena el cuerpo de plomo y de tristeza. Me siento antipático, incómodo en mi propia piel, como peleado con el mundo, me resulta difícil sonreír y todo me cuesta más de lo normal. Hoy hace 15 años que te perdimos y me siento mal conmigo mismo por no terminar de levantar cabeza.

Ayer salí a correr en un día frío, ventoso, con todo el suelo lleno de ramitas. Me costó mucho trotar un poco más de media hora, pero pensé en ti e incluso el cielo me hizo un guiño abriéndose y hasta el sol terminó por entibiar un poco mi carrera.

Pero me sentí triste y rememoré aquellas malas sensaciones que tuve en los días previos a tu muerte, allá por 2008, aquel año tan complicado en el que la vida me asestó varios golpes muy duros que me hicieron madurar de forma exprés.

Sigo echando de menos tu amistad, tu apoyo incondicional, tu risa, tu energía positiva y me parece imposible llevar tanto tiempo sin ti y ver cómo avanza el reloj, sin freno. Te sigo queriendo igual que siempre. Eso no cambia.

jueves, 1 de diciembre de 2022

"Mira, mamá. Con rueda de repuesto"

Hay días en los que arranco la moto mientras los niños entran al colegio de al lado de casa. Y es curioso observar cómo les llama la atención una moto de hace 41 años. 

Lo primero porque es una moto roja, llamativa. Lo segundo, porque suena diferente a todas las demás. Lo tercero, porque es un modelo icónico, con unas líneas que quedaron atrás, pero que conservan su magnetismo y personalidad. 

Esta misma mañana ha habido un niño, que no tendría más de 7 u 8 años, y que iba de la mano de su madre, que al ver la Vespa ha dicho esa frase del título: "Mira, mamá. Con rueda de repuesto". Chúpate esa.

Pues es verdad. Parecerá una tontería, pero las Vespas de antes llevaban rueda de repuesto. Unos decían que era un incordio, que si al estar en un lateral la moto queda descompensada y se va para un lado al frenar, etc. Pero lo cierto es que cuando pinchas tienes la opción de cambiar la rueda y llegar a casa o a destino. 

Peor lo tienen, sin duda, los de las motos de ahora (y muchos coches), que si pinchan tienen que llamar a la grúa y buscar una alternativa para seguir ruta.

En mi caso, he debido de pinchar unas ocho o diez veces. Y siempre he podido cambiar la rueda y seguir. Bueno, alguna vez tuve que ir a la gasolinera más cercana a inflar un poco la rueda, al no tener la presión necesaria. Pero vamos, que la moto andar, andaba.

Y recuerdo aquella vez en que tardé un poco más en cambiarla... Entonces se me reventó la rueda delantera, la moto se clavó y yo salí -tras bonita pirueta en el aire- volando e impactando duramente contra el asfalto. Pero, eso sí, tras restañar mis heridas volví a donde dejé la moto, cambié la rueda y seguí.

Dicen que a estos vehículos no les queda mucho tiempo para poder seguir rondando. Yo sigo insistiendo en que aunque contaminarán algo más que los de ahora, son máquinas maravillosas, que escriben nuestra historia personal, que llevan muchos años a nuestro lado (en mi caso, 34 años) y que sin ellas la vida será mucho más triste y monocolor.

viernes, 18 de noviembre de 2022

La vida es mejor con temazos como este

Para mí, Crucemos el río es una canción que te acerca a la felicidad. Lo que hace Marcos Cao es gloria bendita, pero con este tema se superó. 

Hace tiempo le comenté que me haría inmensamente feliz llegar a escuchar a La Gradona de los Malditos, el fondo norte que anima como nadie en los Campos de Sport de El Sardinero, cantar alguna estrofa de Crucemos el río en algún partido de nuestro querido Racing. Le hizo toda la gracia. Para mí es como un sueño.

Y muchas veces, estando en el estadio, la he canturreado por lo bajini. Creo que la letra de este auténtico himno le va como un guante a nuestro equipo.


La gloria; dueños de nuestros momentos; saltemos muros; las útimas batallas han sido más que duras; no tiraremos la toalla; los últimos combates nos han dejado heridos, pero aún tenemos hambre de victorias... ¿Somos nosotros o no somos nosotros? Yo digo sí.

miércoles, 26 de octubre de 2022

No quiero que suene a despedida

Soy fan declarado de Marcos Cao y de La Sonrisa de Julia. La semana pasada estuve en un concierto de Marcos en la Sala Galileo Galilei y comentó que quería dedicarle ahora más tiempo a su otra pasión: enseñar Filosofía. 

El concierto fue maravilloso, con un público fiel entregado y un Marcos dándolo todo. Brindo por muchos más conciertos y muchas más canciones. Que no pare la música.

Este año he tenido la gran suerte de ver a Marcos en Morocco, Búho Real, Plea y Galileo Galilei. Cuatro conciertazos, cada uno con sus particularidades, unos por el tipo de escenario, otros por el acompañamiento de su banda o por colaboraciones aisladas en las noches acústicas. De todos ellos salí emocionado como un niño después de disfrutar muchísimo.

lunes, 3 de octubre de 2022

Gestionar el dolor

Leyendo Agua y jabón, de Marta D. Riezu, me topé con una gran fase de Joan Margarit en la que decía que hay que "convertir el dolor en tristeza. El dolor no se puede gestionar; la tristeza, sí". 

No cabe duda de que Margerit, fallecido en 2021, sabía de lo que hablaba. Fue poeta y arquitecto, una buena combinación para dar forma a lo que nace de dentro.

Y recordé tiempos duros en los que me resultó difícil seguir hacia delante y creo que esa fue una de las claves: que el dolor pasara a ser 'solo' tristeza. El dolor físico asociado a una pérdida uno no se imagina lo que es hasta que lo sufre en sus propias carnes. 

Cambiando de tema, tampoco está nada mal el arranque del libro de Marta D. Riezu: "Preguntaron a Cecil Beaton: ¿qué es la elegancia? Y respondió: agua y jabón". Parece fácil.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Aquí busqué muchas veces cierta paz interior

Recuerdo siempre 2008 como un año que me llenó de plomo para el resto de mis días. Se fueron dos de las personas más importantes de mi vida en pocos meses y no me fue nada fácil remontar el vuelo. De hecho, creo que nunca volví a ser como era antes. Pero en esta canción sí encontré cierta paz y me abrió un poco los ojos a la realidad que tenía por delante.



La vida sigue y hay muchas cosas por las que pelear y otras muchas más que disfrutar. No seamos aguafiestas. Este temazo de REM me sirvió por aquel entonces para sacar de dentro mucho dolor. Me hizo mucho bien. Me ayudó a no sentirme solo. A ser capaz de ver que así es la vida y que hay que seguir. Don't let yourself go!

Claro que todo el mundo llora y sufre. Y a veces todo sale mal y crees que todo te pasa a ti. Pero no, estamos en el mismo barco y lo fácil es darse por vencido y bajar los brazos. La vida es dura. 

Hay que dar las gracias por canciones como esta, que nos acompañan y dan tanta paz, que sacan esa pena que llevamos dentro.

P.S. Por cierto, ese "todos hacemos daño" no lo veo. Más bien "a todo el mundo le duele" o "a todos nos duele".

sábado, 27 de agosto de 2022

Así se cierra un verano

Con Marcos Cao y compañía, en el Plea (Loredo). Aquí, interpretando Tormenta y huracán. Maravilla total.


jueves, 11 de agosto de 2022

Creo que es necesario, ante cómo se está poniendo la cosa


P.S. Es flipante hasta donde llega la tontuna humana. Si vas al campo, vas al campo. Quédate en casa si no te gusta. En tu propio beneficio y en el de los demás.

miércoles, 13 de julio de 2022

No todos los días...

No todos los días ves a una sobrina debutar con la selección. Pues eso es lo que ha hecho esta semana mi sobrina Guiomar, debutar con la selección sub16 de hockey hierba



 

Primer partido, titular y victoria ante Irlanda por 5-0. Y uno, claro, no puede estar ni más emocionado ni más orgulloso.

P.S. Y no todos los días se tiene la oportunidad de ir a ver disputar ¡¡una final!! Y allí estuvimos.

sábado, 4 de junio de 2022

Nuestro querido planeta azul

El ser humano siempre ha pecado de soberbio. Hasta tal punto que el discurso que más escuchamos a nuestro alrededor es ese de que "nos estamos cargando el planeta". Pero, ¿se puede ser más miope?

Que cometemos auténticas barbaridades desde hace siglos está claro. Que hemos ayudado de manera decisiva a la desaparición de especies y a la destrucción de hábitats, también. Que somos unos depredadores tremendos no lo vamos a negar. Pero que vayamos a destruir el planeta, como que no.

Para empezar porque somos una especie que desaparecerá. Pasarán miles o millones de años para que eso suceda. O menos, los que nos estén reservados. Nosotros ya no estaremos aquí, pero el planeta, sí. Con los océanos llenos de plásticos. Con el aire irrespirable. Como sea. Pero seguirá girando y se repondrá.

Los que no nos repondremos seremos nosotros, que nos habremos cargado la mejor versión del planeta que teníamos reservada para vivir y ser felices. El ser humano será apenas una mota de polvo en la historia del sistema solar.

La Tierra vio cómo se extinguían los dinosaurios. Sobrevivió al choque de meteoritos. Encajó las mil pruebas nucleares y las guerras de su habitante más prepotente. Y, con o sin nosotros, seguirá con su azul maravilloso, dando vueltas al Sol. 

Quizá en cualquier momento nuestro maravilloso inquilino se harte de nosotros y nos dé por finalizado el contrato de alquiler. A fin de cuentas somos un pésimo cliente que te estropea el parqué, hace agujeros en la pared, deteriora el inmueble y no cuida de las zonas comunes.

Dentro de millones de años, otra civilización descubrirá unos esqueletos enclenques del homo erectus (igual por entonces ya homo enchepadus) y los expondrán en un museo a miles de años luz. Todo un meme.

miércoles, 4 de mayo de 2022

De bien nacidos...

Tengo la suerte de tener mi localidad en el campo del Racing muy cerca de donde se ponen Quique Setién y Esteban Torre. El primero fue desde siempre mi gran ídolo. Pero lo que ha hecho en los últimos años Esteban es de quitarse el sombrero. El domingo disfrutó muchísimo viendo a su hijo ascender a Segunda. 

Terminó el partido y se quedó en su localidad. Solo. Viendo la celebración. Estaba yo ya para irme y no pude evitar volver sobre mis pasos y acercarme a él. Le felicité y le agradecí todo lo que ha hecho por el Racing. Y le deseé que a Pablo le fuera muy bien. 

No me gusta invadir la intimidad de los demás, pero el domingo no pude evitar ese impulso. Y es que hay mucho que agradecer tanto a Esteban Torre, del que siempre fui muy fan, como a Pablo, del que me declaro defensor acérrimo. Ellos son el Racing. Gracias a los dos, de corazón.

*Post que recoge tres tuits publicados después de lograr el ascenso a Segunda.

P.S. Mi hermano mayor estuvo atento y capturó el momento.  



viernes, 22 de abril de 2022

Adiós, Salvatore Di Vita; adiós a Jacques Perrin

Leo que ha fallecido Jacques Perrin, el actor que dio vida al Salvatore Di Vita adulto de Cinema Paradiso (1988). Y algo se me ha removido en el interior. Nos ha dicho adiós desde su París natal a los 80 años, esa edad como entre ni muy pronto ni muy tarde.

Cuando se nos van estas personas que interpretaron papeles que nos marcaron se llevan algo que también es nuestro. Esos recuerdos emocionados. Aquellas lágrimas furtivas, derramadas en el cine o en el salón de casa. 

Es imposible no recordar aquellas imágenes de Toto, tras regresar de su Giancaldo natal, viendo los recortes guardados y montados por Alfredo y con la música memorable de la banda sonora de Ennio Morricone. Una música que forma parte de mi ADN. Una sintonía a la que he acudido miles de veces para encontrarme a mí mismo o buscando un lugar seguro.

Ese desenlace emotivo de Cinema Paradiso, visto docenas de veces, nos recuerda a lejanos años de juventud, a primeros amores, a veranos interminables, a años muy felices vividos de verdad. Sí, la inevitable nostalgia. Esa eterna trampa que nos tiene muchas veces secuestrados (felizmente, en ocasiones), queriéndonos hacer ver que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Y hoy se me tuerce un tanto el gesto, sí. Hoy vuelvo a ver a Totó en la pequeña sala de cine para pases privados viendo la cinta póstuma regalo de Alfredo. Y resuena con fuerza en mi cabeza el último consejo del maestro al discípulo: "Hagas lo que hagas, ámalo".

martes, 5 de abril de 2022

Marcos Cao: 'Crucemos el río'

Lo que son las cosas. Llevaba tiempo sin escuchar este tema de Marcos Cao. Lo tocó el su concierto en la sala Morocco el pasado 26 de marzo y, desde entonces, me cuesta dejar de escucharlo. Temazo total.

martes, 22 de marzo de 2022

Y la fealdad de determinados comportamientos

Venía hoy en autobús al trabajo y volví a confirmar que si antes ya íbamos mal, ahora en este aspecto vamos aún peor. Me refiero a esa mala costumbre de sentarse en el asiento del pasillo y dejar vacío el de la ventana.

Lo venimos viendo desde siempre. Es cierto. Pero creo que es algo que tras el coronavirus se ha extendido ya de una manera completa y absoluta. Hasta tal punto que hoy el autobús iba medio vacío, pero con mucha gente de pie. 

Se puede entender que haya quien prefiera ir de pie manteniendo una cierta distancia, pero eso debe ser una opción. Y cuando ves ese primer asiento ocupado, al personal parece que le da cierto reparo pedir si le dejan pasar para acomodarse en el de la ventanilla. Sí, es violento y te da la sensación de que estás molestando, cuando en realidad es la otra persona la que te está haciendo pasar por una situación engorrosa. Es él o ella (mira, hoy eran todo mujeres) quien no está haciendo las cosas bien.

Si antes ya era incómodo, ahora, encima, parece que es que no quieres respetar el espacio perimetral de esa persona. Sí, está legítimamente sentada en su sitio, pero no hay razón para que te puedas sentar a su lado con tu mascarilla bien puesta. Las ventanillas están abiertas. Corre el aire. Y la situación no es la de meses atrás.

Pero es que el derecho a sentarse es igual para todos. Y si te incomoda que se te siente alguien al lado o quédate de pie o cambia tu manera de viajar. Sí, vete andando o en limusina, si no te gusta mezclarte con gente que utiliza el transporte público.

P.S. Hoy iba sentado en ventanilla y se me ha sentado al lado una chica. Se confirma que aquí (en Madrid) no se saben usar los paraguas. Me lo ha clavado en el tobillo izquierdo al irse a sentar. No se ha dado cuenta, pero me he sentido como un toro sometido a la suerte de varas.

lunes, 28 de febrero de 2022

La grandeza de los pequeños gestos

Tengo claro que de estos tiempos pandémicos muy pocos son los que han salido mejores. Los habrá, por supuesto, pero lo normal es que no te los encuentres. La educación ha ido a peor, y el mal humor y la máxima exigencia hacia el prójimo conquista nuestra calles.

Me llama mucho la atención la cantidad de gente que caminando por la ciudad no modifica su trayectoria. Parece que les da igual chocarse contigo. En mi caso son unos 90 kilos que pueden provocar que te hagas daño o incluso que te vayas al suelo. Pero todo apunta a que se asume ese riesgo o... se confía en mi educación. 

Va ganando ese segundo aspecto, porque no tengo problema alguno en variar mi rumbo, echarme medio metro a un lado o, incluso, pararme o bajarme de la acera para dejar paso. 

Pero debo ser raro, porque incluso cuando voy cargado con varias bolsas de supermercado el que viene de frente no parece dispuesto a ceder ni medio centímetro. Faltaría más. 

Con este panorama, uno cada vez valora más la grandeza de los pequeños gestos. Como el de quien levanta un poco la mano o hace un ademán de agradecimiento con la cabeza cuando se le deja cruzar en un paso de peatones. Debería ser algo cotidiano, pero no. Es algo que se ha convertido en excepcional.

Por eso se me dibuja una sonrisa cuando alguien me deja pasar, a mí, modesto peatón. O cuando voy en moto y me detengo ante el paso de cebra y el viandante me agradece mi acción. De verdad, ¿cuesta tanto? ¿Nos hemos vuelto así de rácanos y miserables? 

Eso parece. Algunos cruzan por delante de ti y su rictus parece decir: "Es tu obligación parar". Y ni te miran, claro. O cruzan a paso de tortuga, como si te estuvieran castigando.

Me viene a la cabeza el proverbio escocés que dice que "una sonrisa es más barata que la electricidad y da más luz". Y pienso que ese personal tan amargado bastante tiene con aguantarse 24 horas al día.

Y también pienso que es que igual yo también me he vuelto muy quisquilloso. Y me digo aquello de "exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás; así te ahorrarás disgustos", parafraseando a Confucio, que ya se debió de enfrentar a un personal no muy agradable hace ya más de 2.500 años.

martes, 18 de enero de 2022

El 18 de enero siempre me invita al recuerdo

Catorce años hace hoy. Es mucho tiempo, sí. Y no es nada, no. Han cambiado muchas cosas. De hecho parece que el mundo se volvió loco. A veces digo que tengo la sensación de acabar de despertar de un coma de todas las cosas que veo y no entiendo o que al verlas hacen que me explote la cabeza. Pero el 18 de enero siempre me lleva a ti.

Hoy he releído algunos de aquellos textos que escribieron amigos tuyos. Líneas sentidas que me llegaron por mail, al móvil o a través de este blog. Llamadas de teléfono en las que compartíamos todo lo que nos habías dado, como algo terapéutico, para sacar de dentro todo el dolor que nos abrasaba y rompía.

Y en ti encuentro la calma. La tristeza también, pero esas lágrimas que siempre saca tu recuerdo me templan, me sosiegan y me ayudan a valorar la gran suerte que fue conocerte y poder disfrutar de tu amistad.

Te echo de menos todos los días, amigo. Y espero seguir haciéndolo muchos años más. Gracias, Barri.

lunes, 17 de enero de 2022

No todos los días se ve a Marc Gasol en LEB Oro

Ayer tuve la suerte de ir a ver al Movistar Estudiantes contra el Bàsquet Girona en LEB Oro. Buen partido, gran ambiente y la presencia de dos campeones del mundo y varios exACBs. Ganó el Estu por 88-80 en un partido competido, pero lo mejor fue ver en acción a Marc Gasol.

Marc es el presidente del equipo gerundense. Dirige y juega. A punto de cumplir 37 años, la sensación que da es que sigue teniendo juego para seguir en la élite algún año más.

En el WiZink, el mediano de los Gasol terminó con 23 puntos (6 de 9, 3 de 3 y 9 de 12), 12 rebotes y 4 asistencias, en 33 minutos (+5). Partidazo.

No fue suficiente porque enfrente estuvo un Estudiantes con otro campeón del mundo, Javier Beirán, que cuajó un partido sobresaliente con 17 puntos (6 de 7, 1 de 3 y 7 de 10), 14 rebotes y 4 asistencias, en 25 minutos (+8).

Edwin Jackson (18, 4, 2 y 1), Kevin Larsen (13, 2 y 3), Nacho Martín (9, 7 y 2), Máximo Hugo Fjellerup (16, 3, 5 y 1) y Josep Franch (12, 4, 2 y 3) fueron los más destacados en un choque en el que el WiZink Center registró una buena entrada con más de 7.000 espectadores.

martes, 14 de diciembre de 2021

Jorge F. Hernández, en la Librería Alberti

Ayer entré en Instagram y me encontré con un directo de la Librería Alberti. En él, Antonio Muñoz Molina presentaba un libro: Un bosque flotante. Su autor, Jorge F. Hernández. Su aspecto me resultó familiar. Hasta que caí en la cuenta de que le conocí en la presentación de una obra de Sedano, el pintor cántabro y padre de mi amigo Barri.

Ya entonces me pareció un personaje magnético, pero en la charla de ayer atrapó mi atención hasta el punto de que tengo claro que me leeré esa obra. 

Escuchar a personas de este nivel cultural siempre te abre la mente a nuevos autores, a referencias inmejorables, a nuevas lecturas. No hay tiempo para todo, pero ya que el tiempo es limitado, al menos aprovechémoslo con buenas recomendaciones de los que saben.

El caso es que en un momento de su conversación citaron la obra de John Cheever, El nadador. Terminó el directo y la busqué en internet. Ni que decir tiene que la encontré y que me la leí del tirón (Muñoz Molina comentó que era una obra corta de poco más de cinco páginas).

Y me quedé con ese regusto de haber aprovechado una hora, desconectando de las preocupaciones y disfrutando del diálogo entre dos personas muy vividas y leídas. Algo sencillo. Un verdadero placer.

jueves, 30 de septiembre de 2021

La Sonrisa de Julia: "Mi ventana al mar"

 

Este verano, Marcos Cao subió un story de Instagram cantando un par de estrofas de esta canción mirando una puesta de sol maravillosa en la playa de Los Tranquilos. 

Como fan total de él y de ese lugar, cada vez que escucho este temazo se me caen unos lagrimones tremendos. Por la belleza de la letra, por la voz de Marcos y por todo lo bueno vivido allí. Amo mi tierra y la echo de menos a cada minuto. Y esta canción es eso: 'Mi ventana al mar'.

PS. Lo que son las cosas. Estaba convencido de que la canción era 'Mi ventana al mar', pero no. La que cantaba Marcos era 'El instante'. Pero se ve que ese "guía tu corazón a una nueva estación" me llevó a mi estado de ánimo actual. Y, mira, pues fenomenal. Dos temazos por el precio de uno.

lunes, 23 de agosto de 2021

La grandeza de Álex Cooper y Los Flechazos

Pocas cosas me pueden gustar más que el estilo y la música de Álex Cooper. Una figura creo que no siempre suficientemente reconocida, pero fundamental por su autenticidad y su aportación al pop español.


El rollo que transmite tanto con Los Flechazos como con Cooper, sus estilismos, su música, su actitud, hacen de él alguien único. Hace años declaraba a Vanity Fair (hay que leer sin falta este texto de Raquel Peláez) que nunca habían estado de moda y que nunca dejaron de estar de moda. 

El caso es que el leonés Alejandro Díez Garín decía adiós a la música en activo a finales de 2019. Se fue de puntillas, pero su música siempre quedará. Con canciones frescas, auténticos himnos mods españoles llenos de nostalgia. 

A uno le queda el resquemor de haberle visto muy poco en directo, quizá por ser un descubrimiento levemente tardío. Y, para qué engañarnos, le queda (también) la fascinacion absoluta por Elena Iglesias, con su órgano Hammond y ese lookazo.

martes, 20 de julio de 2021

viernes, 18 de junio de 2021

Jeff Buckley: Hallelujah


Hallelujah:
I heard there was a secret chord
That David played and it pleased the Lord
But you don't really care for music, do you?
Well it goes like this the fourth, the fifth
The minor fall and the major lift
The baffled king composing Hallelujah

Hallelujah
Hallelujah
Hallelujah
Hallelujah

Well your faith was strong but you needed proof
You saw her bathing on the roof
Her beauty and the moonlight overthrew you
She tied you to her kitchen chair
She broke your throne and she cut your hair
And from your lips, she drew the Hallelujah

Hallelujah
Hallelujah
Hallelujah
Hallelujah

Baby, I've been here before

I've seen this room and I've walked this floor
You know, I used to live alone before I knew you
And I've seen your flag on the marble arch
And Love is not a victory march
It's a cold and it's a broken Hallelujah

Hallelujah

Hallelujah
Hallelujah
Hallelujah

Well, there was a time when you let me know

What's really going on below
But now you never show that to me, do you?
But remember, when I moved in you
And the holy dove was moving too
And every breath, we drew was Hallelujah

Hallelujah

Hallelujah
Hallelujah
Hallelujah

Maybe there's a God above

But, all I've ever learned from love
Was how to shoot somebody who outdrew you?
And it's not a cry, that you hear at night
It's not somebody, who's seen the light
It's a cold and it's a broken Hallelujah

Hallelujah

Hallelujah
Hallelujah...

martes, 18 de mayo de 2021

D.E.P., Franco Battiato

Lo que nunca tuve claro es si realmente "busco un centro de gravedad permanente, que no varíe lo que ahora pienso de las cosas, de la gente". Está claro que buscamos respuestas y algunas certezas que nos ayuden a sobrellevar nuestro día a día de la mejor manera posible, pero la realidad y el contacto con gente buena e inteligente muchas veces hace que cambiemos nuestras opiniones. Y no hay nada de malo en ello. Al contrario. 

Sea como fuere, siempre disfruté de la música de Franco Battiato y hasta de las versiones de Martes y 13 y su Franco Napiato. Y hasta tuve la gran suerte de verle en directo en la plaza de toros de Santander ¿a finales de los 80? Me bailan las fechas, pero podría ser 1987 o 1988.

D.E.P.

martes, 11 de mayo de 2021

Diez años sin Seve

 

Que Severiano Ballesteros era un idolazo en las islas lo tenemos muy claro. Ahora bien, que diez años después de su muerte te hagan este homenaje en Saint Andrews es una maravilla absoluta.

A escasos metros del hoyo 18 del Old Course. Muy cerca del edificio Hamilton Grand. Al ladito de la sede del Royal & Ancient Golf Club. No muy lejos del mítico Swilken Bridge. Vamos, un escenario de leyenda donde Severiano Ballesteros hizo historia en aquel Open Británico de 1984. 

Tres años antes, además, se estrenaba la película Carros de fuego. Pues bien, la famosa escena, con música de Vangelis, en la que los atletas corren por la orilla de la playa está rodada en Saint Andrews. La misma arena sobre la que se acaba de realizar esta obra de arte efímero en homenaje al golfista pedreñero.

En julio de 1984 yo era un chaval de 15 años, casi 16. Llevaba unos años jugando al golf, de manera muy mediocre, y tenía la suerte de coincidir en Pedreña con Seve. Algunas veces compartí putting green y no sé si era mayor la vergüenza o la presión de tener a tu lado al mejor siendo uno tan paquete. 

Verle en el campo de prácticas o cruzártelo en el campo impresionaba. Se mezclaba la admiración inmensa con el respeto máximo. El orgullo de tener cerca a alguien tan grande y el privilegio de estar ahí.

Recuerdo la primera vez que le vi jugar en vivo un partido en Pedreña. Fue en una exhibición con Txema Olazabal. Un sábado lluvioso. Me pareció increíble cómo pegaban el drive. Nunca olvidaré a Seve saliendo del tee del hoyo cuatro, con ese precioso dog leg a la derecha. El sonido brutal del impacto de la bola. Yo, calado hasta los huesos, pero feliz como el niño que era.

Y, para mi memoria particular, recuerdo también un Open de España celebrado en Pedreña. Esperaba a Seve en el green del 16. Estuvo muy cerca de lograr un albatros al dejar la bola a escasos centímetros del hoyo en su segundo golpe. Firmó el eagle, sí. Y me dejé las manos aplaudiendo, claro.

Pasan los años, pero los recuerdos permanecen intactos. Si acaso agrandados por esa lupa de aumento que son el paso del tiempo y la mirada de un niño impresionable, apasionado y agradecido.

jueves, 15 de abril de 2021

Teenage Fanclub: The Town and The City


The Town and the City:
Feels good to be here again
In the cool air and the driving rain
In the first light that morning brings
High five to future things

Chance is waiting just outside the door
Arrange the space cause change is heading here for sure
If you can't see it right away
You've got to listen, you've got to listen
Don't just walk away
Listen for what you're missing
Cause this light feels alright

The high-rise in the setting sun
Progress that has just begun
The new life that tomorrow brings
High five to future things

Motion stopped the wheels from turning round
Silence called but I've been tangled up in sound
If you can't hear it right away
You've got to listen, you've got to listen
Don't just walk away
Listen for what you're missing
Cause this light feels alright