jueves, 20 de febrero de 2020

24 días sin el número 24


El baloncesto es una de mis grandes pasiones. Soy fan de los Lakers. Mi número favorito es el 24. Y hasta nací un 23 de agosto. Pero no, no soy Kobe Bryant, sí un gran fan. Si hasta mis dos hijas tienen la misma edad que las dos mayores de Kobe...

Por eso la muerte de la Mamba Negra y de su hija Gigi me supusieron un impacto tan grande. De esos que te dejan trastornado. Como si se tratara de alguien muy cercano, a pesar de no haber hablado jamás con él y de solo haberle visto en vivo una vez.

Estamos ante una de las grandes leyendas de la historia del deporte. Un jugador sensacional cuya carrera pudimos ver íntegra. Veinte años en la NBA, vividos con televisión en directo, con internet, con redes sociales, con una cobertura mediática impresionante. Ganando anillos, llevando en volandas a Pau Gasol a dos campeonatos.

La plasticidad inmensa, su instinto ganador y su enorme carisma le llevaron a superar los recelos de muchos, que al principio veían en él a un anotador ególatra, a un personaje altanero y a un compañero incómodo.

Sus logros y su evolución como jugador y como persona le llevaron directamente a lo más alto, a ese olimpo copado solo por los más grandes. Se nos fue hace poco más de tres semanas y parece inconcebible un baloncesto del siglo XXI sin él.

martes, 11 de febrero de 2020

David Gistau y los miedos de un padre

Ayer me enteré de la muerte a los 49 años de David Gistau. Desde hace un par de meses sabía que estaba hospitalizado grave tras sufrir una lesión cerebral después de salir del gimnasio. Pero no esperaba este fatal desenlace. Siempre me gustó leerle y escucharle. Y ayer me quedé frío al enterarme de su fallecimiento.

Recordé aquel artículo de 2010 titulado Del Martini al meconio * y sentí una profunda tristeza pensando en sus cuatro hijos y en los pensamientos recurrentes de David al respecto.

Fácil identificarse con frases como la de "Un hijo es decir no y quedarte cuando antes decías sí y te ibas", que refleja el cambio vital que supone tener a alguien indefenso bajo tu ala. El ejercicio de responsabilidad desinteresado que hay ahí. La abnegación de un padre.

Y ese último párrafo de aquella columna en el que resume a la perfección los miedos propios de todo progenitor: "Lo que pido es tiempo para acompañarle [a su hijo Luca] al menos un trecho largo de su camino vital, como espectador y como cómplice. Porque, de todas las sensaciones nuevas que me ha inoculado Luca, la peor es la hipocondría. Por primera vez en mi vida, temo morir. Me siento obligado a permanecer aquí al menos 25 años más, los que él pueda necesitarme, y en eso no quiero fallarle. Mi hijo no ha de ser lo que yo fui: un adolescente enfadado con el mundo porque se le murió el padre demasiado pronto. Voy a dejar de fumar".

DEP, David Gistau.

*Publicado en El Mundo el 19-03-2010.

lunes, 10 de febrero de 2020

Los Planetas: La playa



La playa:
El verano que estuviste en la playa,
y yo estaba solo en casa
sin saber lo que pasaba,
y no me llamaste ni una sola vez.
Y me preguntaba qué estarías haciendo,
y me mataban los celos
cada vez que alguno de estos
me decía cualquier cosa sobre ti

Y me fui hasta la playa
para ver lo que pasaba
y te estuve persiguiendo
comprobando si era cierto
lo que todos me decían sobre ti.

Un verano que fue una pesadilla.
Si me acuerdo, me duele todavía.
Y pensaba en destrozarte todo el tiempo.
Hasta que te oí diciendo,
cuánto me echaste de menos
y que no te habías podido despedir.
Porque nunca pasa nada,
nada es como esperaba.
Cada vez que intento hacerlo
apereces justo en medio
y salta por los aires
cuanto planeé.
Intentando olvidarme cada día
y acordándome el resto de mi vida.

Un verano que fue una pesadilla,
si me acuerdo me duele todavía
Me duele todavía

domingo, 9 de febrero de 2020

Vetusta Morla: Copenhague



Vetusta Morla:
  
Copenhague
El corría, nunca le enseñaron a andar,
se fue tras luces pálidas.
Ella huía de espejismos y horas de más.
Aeropuertos. Unos vienen, otros se van,
igual que Alicia sin ciudad.

El valor para marcharse,
el miedo a llegar.

Llueve en el canal, la corriente enseña
el camino hacia el mar.
Todos duermen ya.

Dejarse llevar suena demasiado bien.
Jugar al azar,
nunca saber dónde puedes terminar...
o empezar.

Un instante mientras los turistas se van.
Un tren de madrugada
consiguió trazar
la frontera entre siempre o jamás.

Llueve en el canal, la corriente enseña
el camino hacia el mar.
Todos duermen ya.

Dejarse llevar suena demasiado bien.
Jugar al azar,
nunca saber dónde puedes terminar...
o empezar.

Ella duerme tras el vendaval.
No se quitó la ropa.
Sueña con despertar
en otro tiempo y en otra ciudad.

Dejarse llevar suena demasiado bien.
Jugar al azar,
nunca saber dónde puedes terminar...
o empezar.

jueves, 6 de febrero de 2020

Una historia de Kobe

Está claro que todos tenemos nuestras filias y fobias. Unas veces basadas en razones sólidas y otras, en simples percepciones, muchas veces equivocadas o caprichosas. Esta historia de Kobe Bryant me ha encantado. Un placer compartir este tipo de cosas.