Estas líneas las escribí hace más de dos años con la intención de enviarlas a El Diario Montañés. No sé por qué, pero al final nunca las mandé. Como hay cosas que no pierden del todo la vigencia ahora las recupero. En su momento lo titulé Tristeza, por algo sería...
Tristeza
Somos muchos los cántabros que en su día nos vimos obligados a tener que emigrar por motivos profesionales. La distancia, sin embargo, no es el olvido y el recuerdo de nuestra tierra es una constante en nuestra vida diaria. Cada vez que uno puede se escapa unos días a disfrutar de la brisa marina, de los paisajes, de la gastronomía, de todo… Por desgracia uno no siempre logra ese disfrute y, a veces, lo que se lleva es un disgusto tras otro al ver los desmanes que se cometen en diversos ámbitos.
Éstos tienen principio, pero no parecen tener fin. La ciudad está cada vez más imposible. El coche no hay dónde dejarlo. Los políticos dirán –tirando de demagogia- que en los parkings. Pero estamos hablando de la realidad diaria, la de dejar el coche ¿debajo? de casa. El centro está imposible, la zona de Castelar y del Palacio ha quedado reducida a la nada. Soy defensor de la peatonalización de calles, pero también de que esto siempre vaya asociado a la creación de plazas de aparcamiento y no sólo de su destrucción. Además, creo que la venta de las plazas de garaje en régimen de concesión, a precios astronómicos y fuera de mercado, ha sido una medida completamente equivocada.
Siguiendo con el tono crítico, no me quiero olvidar de la pérdida de personalidad de algunos lugares emblemáticos. Nuestros mandatarios confunden la búsqueda de lo práctico con el horror estético. El paseo marítimo desde el Palacete del Embarcadero a Castelar se ha convertido en un campo de granito en el que el arbolado brilla por su ausencia y en el que en los días de sol no hay quien aguante. Dirán que el suelo está mejor que antes y cosas así…, pero se ha perdido el sabor de aquellas losas originales de las obras de relleno de finales del XIX, y qué vaya uno a saber adónde han ido a parar. A veces uno no sabe si está en Santander o en cualquier otra ciudad española, incluidas las del Mediterráneo. El mal gusto no es patrimonio exclusivo de nuestros políticos locales.
Y hay gustos para todo, está claro. A mucha gente le oigo decir lo bonita que ha quedado tal calle… Y somos conscientes de que no es fácil compatibilizar lo moderno con lo tradicional en las obras y reformas que se realizan. Aunque esto no quiera decir que sea imposible.
Si nos vamos por la provincia el panorama es aún peor: carreteras secundarias convertidas en auténticas ‘autovías rurales’, con coches a más de 120 km/h, por las que dar un paseo se convierte en toda una ruleta rusa. Pueblos sembrados de espantosos adosados que no guardan sintonía alguna con las edificaciones propias de la región; núcleos de población recoletos convertidos en urbanizaciones que hacen peligrar el abastecimiento de agua de los lugareños; proyectos como el de Langre, que ponen los pelos de punta a los que amamos lugares tan emblemáticos como éste…
Y no nos olvidemos de la odisea que supone llegar a Cantabria. Viaja uno por España y se cansa de usar la quinta marcha. A todas partes se llega por autovía. ¿A todas? No, como diría René Goscinny: “Todas no”. Sí, parecemos una aldea irreductible de acceso imposible. Nos hablan de unas obras terminadas a finales de 2005 y parece evidente que nos mienten ya que las obras castellano-leonesas van a un ritmo muy lento o ni van, en algunos casos. El tren sigue siendo decimonónico y el futuro TAV ya ha sido bautizado como el TBV (Tren de Baja Velocidad). Y tan futuro, el 2020 ya les parece hasta pronto a los dirigentes.
Todo ello supone un sinfín de ‘actuaciones’ (como dicen ellos, PSOE o PP ¿qué más da?) en las que la falta de conocimiento, de criterio y, sobre todo, de amor por la naturaleza y la historia es lo que prima. Y eso provoca que nos rebelemos y lancemos unas quejas a viva voz por si alguien quisiera darse por enterado. Lástima que los intereses económicos, las comisiones y demás provoquen la sordera de los que nos deberían no sólo oír sino también escuchar.
8 comentarios:
Creo que seguirá vigente, mas o menos hasta ese horizonte (como dicen los politicos) del 2020, jua, jua.
Mandala al Diario entonces.
Siempre hay tiempo para mandarla, ¿no? Se cambian un par de comas... y chimpún.
Fantástico análisis,Pete.
Los cántabros en el exilio apreciamos aún más los desmanes de nuestra lamentable clase política.
Gracias, Mon.
Aqui lo que vale es estar todo el P... día saliendo en las fotos y luego "donde dije digo, digo Diego" y nunca pasa nada.
Y no es que me esté refiriendo a Ignacio Diego, mas bien a "otros", pero también le vale.
¡ Cuanta demagogia barata, Dios mio!
Revilluca habla un día del AVE otro del de Altas Prestaciones... Un día lo llama Mixto, y otro de jamón y queso. Fuck them all!!!
Si, y una por Bilbao y otra por Castilla y tendremos el primer tren a la Luna.
Y sus colegas de gobierno dejandole hacer y callados como P..., que les viene bien; y solo saltan para decir alguna sandez en contra del PP, que es lo unico que saben hacer. Y el PP dejando alguna perlita que no venga a cuento y a poder ser sin estudiar o contrastar para ponerselo facil.
¡QUE MEDIOCRIDAD NOS RODEA!
Es un mal que nos rodea. Es así. Ni hay Gobierno, ni hay oposición. ¿Los perjudicdos? Los que nos levantamos a las 6:30 todos los días...
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