Mi padre siempre me contaba mil historias. Una de ellas es que su abuelo, médico, visitaba no sé cuántos pueblos a caballo. Medicina heroica sin duda. Los medios eran muy pocos y los casos a los que el doctor se enfrentaba, de lo más variados. A mi bisabuelo le sucedió en el puesto mi abuelo y a éste mi tío. Incluso mi padre fue también médico rural en Val de San Vicente.
Recuerdo una anécdota que contaba cuando él sufrió un accidente de moto yendo a un aviso. Una de las personas que primero le asistieron dijo: "Habrá que llamar al médico". Y otro comentó: "Pero si el médico es él...". O la que se refería a la obligación de dar de comer al caballo del galeno, allá a finales del siglo XIX. Mi padre decía que cuando llegaba el médico sacaban el pienso para el caballo y cuando el doctor entraba en la casa a hacer la visita, inmediatamente, al animal le dejaban a verlas venir... sin nada que llevarse a la boca. Ya se sabe, la picaresca hispana.
A lo largo de tantos años, fueron muchas visitas, muchas horas de consulta, mucha generosidad buscando siempre ayudar y sanar al herido, al enfermo... Siempre al servicio de los demás. Y hace ya unas décadas se decidió que la plaza de Pesués, donde se encuentra el Ayuntamiento de Val de San Vicente, pasara a denominarse Plaza de los Doctores Sánchez de Cos. Sin duda un motivo de orgullo familiar.
A mí no me dio por la Medicina; no tengo ni el talento, ni la vocación, ni ese afán de sacrificio, todos ellos tan necesarios. Sin embargo, el entrañable Luis Fernández, periodista deportivo de Televisión Española, me llamaba 'El Dóctor Cos'. Cuando llegaba a sus clases siempre decía lo mismo: "Aquí está, el Dóctor Cos. El hijo del médico. Un fenómeno". A mí me gustaba, primero porque era un homenaje a mi padre y, además, eso de Dóctor me recordaba a uno de mis favoritos: 'Doctor J', Julius Erving.
Pero a mi hermano mayor sí le dio por ahí -y nos quitó la 'presión' al resto de hermanos-, y sigue con la tradición de fidelidad al juramento hipocrático. Si es que, como muchas veces me sorprendo pensando: "Hasta Hipócrates era de Kos".
13 comentarios:
Orgulloso se sentiría tu padre si pudiera leer estos entrañables asuntos de familia.
Un abrazo, Pet.
Lo que sí que sé es que le gustaba mucho que recordáramos las cosas que nos contaba. Y para eso mi hermano pequeño y yo somos imbatibles... hasta resultar pesados. ;)))
Un abrazo, crak.
ME HA ENCANTADO TU RELATO ,PETE.PERO SALINAS,POR QUE ESCRIBES TAN BIEN??? NO ERES MEDICO ,NI FALTA QUE HACE,TU TALENTO RESIDE EN TU GRAN EMPATIA HACIA LOS DEMAS Y SOBRE TODO HACIA TUS AMIGOS.
TU FAMILIA TAMBIEN TIENE QUE SENTIRSE ORGULLOSO DE TI.PERSONAS COMO TU NO HAY MUCHAS.
NOS VEMOS ,SHATTO.
Querido Shatto. Tú es que me ves con buenos ojos, los de un gran amigo, los de una gran persona, los de alguien que aprecia como ninguno las cosas sencillas de la vida.
Me alegro de que te haya gustado. Nos vemos muy pronto, brother.
Gran post,Pete!!!.Como bien dices,a la hora de recordar sus entrañables historias no hay quien nos gane y ese es el mejor de los homenajes.Sus historias siempre fueron para mí un continuo aprendizaje.
Ya sabes que pienso exactamente igual...
MI FELICITACION VA TAMBIEN PARA RAMON POR LA PARTE QUE LE TOCA....COMO HERMANO DE RECUERDOS IMBATIBLE.JJJJJJJ
HACE MUCHO QUE NO NOS VEMOS.NO SE POR DONDE TE ENCUENTRAS VIVIENDO EN ESTE MOMENTO.
ESPERO QUE TE VAYA TODO BONITO.
UN SALUDO.
JAVI.
Por si no lo ve, te diré que Mon anda por Barcelona. Ya lleva unos cuantos años por allí.
Muchas gracias Javi!!!!.Cierto que hace mucho que no nos vemos.....Sigo con mi exilio voluntario,aunque hace unos años volví a cruzar los Pirineos(en esta ocasión en sentido inverso) para vivir a orillas del Mediterráneo.
Todo me va bien y espero que a ti también.Un abrazo!!!.
Un saludo a todos.
Por suerte debo coincidir con Mon siempre que se pasa por Santander.
Este año nos hemos debido cruzar unas tres veces por la calle.
Ya me dice Tatiana que soy el mas visto de Santander. Jua, jua.
Es lo que tiene el ir a "pata" a todos los sitios; siempre te cruzas con alguién y ¡en Santander MAS!.
Muchas veces pienso en Barri cuando pateo de aca para alla, ya que ese si que era un pateador de Santander. Siempre te le encontrabas en los sitios mas inverosimiles. Os acordais la cantidad de veces que hemos salido a tomar algo y no habíamos quedado con él por lo que sea; siempre aparecía, aunque estuvieramos en el bar mas perdido y al que no ibamos habitualmente. Que maquina, jua, jua.
Para sentirse orgulloso, claro que sí.
Lo bueno es que además, los Drs Sánchez de Cos tienen a alguien para contarlo y que no caiga en el olvido. También la memoria es importante para una vida sana y larga. Un abrazo
Así es. Estas Navidades, Mon y yo daremos la paliza, a quien quiera escucharnos, con las historias de siempre para que nunca se olviden.
Lo que cuentas, Carlos, es materia de un post. Es completamente cierto lo que dices. A Barri me lo topaba siempre que bajaba al centro, fuera en un sitio o en otro. Lo de por las noches ya era como de coña...
Y ahora eso me pasa contigo cada vez que voy. Yo creo que llevamos una especie de GPS genético oculto que hace que nuestros caminos confluyan.
Cierto,Carlos,siempre que paso por Santander nos cruzamos.También pertenezco al selecto club de pateadores!!!.No tengo la menor duda que esta semana o la próxima volveremos a vernos las caras,jajaja.
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