Otro año más salió cruz. Por tercera vez en cuatro años nuestro Racing ha descendido. Son palabras mayores. Es muy duro perder la categoría tantas veces en tan corto espacio de tiempo. Pero somos el Racing y volveremos. Aunque el camino que tenemos por delante parece largo, retorcido, tortuoso.
Llevamos un tiempo ahogados en lo económico y maniatados en lo deportivo, sin margen para planificar, para fichar, para desarrollar una actividad más o menos normal. Los múltiples errores del pasado nos pasan factura en un presente muy complicado, pero en el que hay que seguir remando, todos juntos, y en la misma dirección. Una dirección que debe estar basada en la buena gestión, en acertar en las decisiones deportivas y económicas, en la optimización de los escasos recursos y en cumplir de manera ejemplar en la devolución de lo que se adeuda.
El descenso de ayer es la causa lógica después de cometer muchos errores y de dejar pasar oportunidades óptimas de depender de nosotros mismos. Malos partidos, malos resultados, la suerte esquiva en momentos concretos... Al perro flaco todo son pulgas. Y para flacos, nosotros.
Y, por supuesto, también ha jugado un papel importante la existencia de un plantel limitado en cuanto a calidad y corto de efectivos (sobre todo en el centro del campo), lastrado por las lesiones de hombres importantes, unas normas penosas que permiten que la selección sub19 te pueda quitar a dos (casi a tres, que Fede no acudió a la cita por lesión) de tus mejores hombres cuando te la juegas a una carta... Demasiadas cosas en contra.
Pero este equipo, a falta de calidad siempre tiró de integridad. Salvo en algún partido aislado en el quizá se pudo dar un extra (Sabadell, Alcorcón), la actitud del equipo siempre fue loable. Y la identificación de la grada con los que estaban en el campo, de las que ponen los pelos de punta. Nunca vi algo similar. En esos partidos clave en los que no se podía fallar, tras hacer la mítica paparda, fueron muchos los que siguieron en su sitio cantando, aplaudiendo y animando sin parar. Con el corazón roto, pero perfectamente conectado con los representantes de la institución en el césped. Una comunión entre equipo y seguidores que debe ser la simiente para seguir creciendo.
En el banquillo, se puede hablar de errores de planteamiento, de cambios mal hechos, de alineaciones mejores o peores. Pero todo se ha hecho buscando lo mejor para el colectivo. Pedro Munitis ha alternado errores y aciertos, pero nadie le puede criticar falta de compromiso. No cobró ni un euro. Dicen que paga de su bolsillo a sus colaboradores y hay quien afirma que hasta ha llegado a pagar otros gastos que nunca deberían de correr por cuenta del entrenador del equipo. Me quito el sombrero por quien acude al rescate del club de sus amores. Y no hay que olvidar al gran Paco. Con sus cosas, como todos, pero aportando un equilibrio institucional inmenso en medio de un guirigai de tres pares.
No pinta bien el futuro inmediato. Primero hay que culminar la eterna ampliación de capital. Luego habrá que esperar a ver si se consuma el descenso o si, por el contrario, los despachos y las delicadas situaciones económicas de otros nos devuelven lo que no merecimos del todo en los campos.
Sea como sea, habrá que reorganizar un plantilla que se quedará prácticamente en el chasis. Con el descenso habrá que buscar la mejor salida a aquellos jugadores que puedan aportar algo de liquidez a las vacías arcas de la institución. Muy pocos jugadores seguirían bajo contrato si se baja. Y lo poco bueno, que lo hay, se iría. Nada que objetar a jugadores de gran futuro que podrían irse lejos de los Campos de Sport. Pensar en la marcha de los dos San Emeterio y de David Concha me rompe el corazón, pero hay que estar preparado para cosas así.
Los cedidos se irán y habrá que tirar de lo mejor que venga por atrás, de esa cantera que siempre acude al rescate. Habrá que peinar el mercado en busca de jugadores de Segunda B, con calidad para tirar del carro, baratos y con capacidad de compromiso. Es ahí donde a uno le gustaría que se buscara producto cántabro. En igualdad de condiciones, prefiero a alguien de la tierra, que sepa lo que es el Racing. Alguien que conozca el 'espíritu José Ceballos' ("Ya, José, pero el Barça es el Barça", le decían."Sí, y el Racing es el Racing", contestó el portero ante una presunta oferta de los culés).
Carezco del conocimiento sobre cuánta gente de calidad viene por detrás en los filiales del Racing. Sé que los juveniles siempre hacen buen papel en sus competiciones. Que el Racing B, en Tercera, tiene a gente muy joven en sus filas. Pero hay que tener claro que el armazón del equipo debería salir de ahí, completado con incorporaciones con experiencia en la categoría y que aporten la veteranía necesaria.
Parece que Pedro Munitis y Gonzalo Colsa seguirán en el banquillo, no sé si con Pinillos o sin él. Y espero que podamos culminar la ampliación de capital, tener viabilidad a corto y medio plazo, alcanzar un acuerdo con Hacienda que nos permita pagar nuestras deudas poco a poco y poder respirar. Y, después, ganar en los campos nuestro regreso a Segunda. Sí, a una Segunda en la que habrá un nuevo escenario televisivo muy interesante. Hay que volver por la vía del cloroformo; muy rápido, en un año. Complicado salir de ese pozo tan deprisa, pero hay que apuntar en esa línea.
En lo personal, en verano pasaré por las oficinas del club, renovaré mi abono. Si Hummel ya nos ha hecho las nuevas camisetas me haré con una para salir a correr por Madrid todas las semanas. Seguiré haciendo el pino con las orejas para escuchar alguna emisora que dé los partidos del Racing a través de mi iPad o viendo algún partido por Internet. Sufriré todos los fines de semana en la distancia. Intentaré ir al campo alguno que esté por mi querida tierra. Cantaré La Fuente de Cacho, Santander la marinera, Por derecho, el himno del club o el del centenario cuando me dé la gana o cuando suenen en el coche camino de Cantabria o en mi iPod trotando por el Parque del Oeste. Me alegraré en las victorias y sufriré en las derrotas. Estaré siempre junto a mi equipo. A fin de cuentas, como dice Phil Grijuela en su canción: "Hemos estado en la gloria / y en el infierno también / pero nadie nos hizo temblar".
En lo institucional, espero que Tuto Sañudo y Manolo Higuera sean capaces de seguir intentando gobernar la nave. Hace falta gente comprometida, que ame estos colores, pero también es la hora de que gente capaz asuma el mando. Lo que no quiero ver ni acercarse al estadio es a la clase política, una de las grandes culpables del estado actual del club. Todos ellos deberían mantenerse bien lejos del palco. No son bien recibidos. Ninguno.
En la campaña 2015-16 se pone un nuevo reloj a cero, tras 102 años de historia. Tiene que ser el reloj que marque la hora de las buenas decisiones, del buen hacer. En el campo y fuera de él. La afición va a estar ahí. A ver si está también todo lo demás.
Tenemos por delante una encrucijada compleja. Pero también está la obligación de dar continuidad a lo que nuestros antepasados pusieron en marcha. Oí hablar a mi abuelo y a mi madre de lejanas tardes de fútbol, con Alsúa en el campo. De partidos contra el Barça de Kubala y yo qué sé quiénes más...
Y recuerdo, también, a mi padre recitando alineaciones míticas y anécdotas de fútbol en blanco y negro. Incluso me contaba uno de mis hermanos que mi progenitor ingresaba en Valdecilla muy grave, y en los pasillos, esperando a ser atendido, pedía un transistor para enterarse de cómo iba el Racing contra el Sevilla... Mientras, en el campo, su localidad vacía. Y Europa esperando. Él no llegó a verlo. Pero los que estamos aquí estamos obligados a hacer un esfuerzo y a dar continuidad a este equipo que algunas alegrías nos da, muchas, entre decepción y decepción.
Si cierro los ojos, aún hoy soy capaz de visualizar el viejo campo desde la vetusta Grada Norte, aquel pegote en la esquina noroeste. Con el marcador simultáneo manual. Mucho fútbol vi desde ahí. Maradona, Schuster, Stielike, Arnesen... La Real campeona de Liga. El Atleti de Heredia y Becerra. A Santillana y Juan Gómez. Luego, me fui haciendo mayor y dejé Infantil para pasar a Preferencia. La grada del Este, cubierta y entera de pie. Muchos años colocándome en el medio del campo con algunos compañeros del colegio. El mismo colegio del que nos escapábamos a veces para ver el partidillo de los jueves, en el que el entrenador solía dar pistas sobre el once que jugaría el domingo... Fueron años de equipos luchadores y de césped en mal estado. Luego nos iríamos al campo nuevo. Años duros. Y más cuando uno tuvo que irse a vivir a Madrid, lejos de su familia, de sus amigos y de su Racing...
Y si antes mencionaba a grandes futbolistas de equipos rivales, a los que no olvido es a los míos. A Quique Setién, para mí y otros muchos sólo Quique, en lo más alto de mis altares. Con mención especial a Nando Yosu y sus milagros; y a los equipos de Marcelino y de Jabo Irureta. Y a Damas, Quinito, Ufarte, Zubiría, Arteche, Camus, Geñupi, Marcos Alonso, Verón, Sañudo, Chiri, Manolo Preciado, Alan Campbell, Rubén Bilbao, Morten Donnerup, Pereira, Pedraza, Piru, Pedro Alba, Isidro, José Ceballos, Gelucho, Benito Ballent, Geli, Quique Estebaranz, Gabi Schurrer, Mellberg, Zygmantovich, Esteban Torre, Billabona, Merino, Radchenko, Popov, Pablo Alfaro, Luis Fernández, Mutiu, Sietes, Bestchastnykh, Salva, Víctor Sánchez, Petete Correa, Garay, Mario Regueiro, Colsa, Munitis, Benayoun, Aldo Duscher, Amavisca, Javi Guerrero, Iván Marcano, Álvaro González, Sergio Canales, David Concha, Fede y Borja San Emeterio... y muchísimos más que defendieron este escudo con honor y entrega. A todos ellos los vi jugar, y me gustaría seguir añadiendo nombres muchos años más. Y poder contar anécdotas a mis nietos, como ya hago con mis hijas.
Arronti Racing
Aunque llueve o sople el Sur
Aguanta, viejo.
Volveremos
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