El otro día soñé contigo. Dicen algunos filósofos que decir "soy feliz" es inexacto, que lo suyo sería decir "fui feliz". ¿Por qué? Señalan que la felicidad es algo que se puede alcanzar, pero que no se prolonga en el tiempo. Sucede como en las altas cumbres que tanto te gustaban. Siempre me viene a la cabeza el Picu Urriellu... El hombre puede ascender a los ochomiles, pero no puede permanecer allí por las extremas condiciones. Con la felicidad debe pasar algo así.
Ya me he ido por la Sierra de Liencres, que los Cerros de Úbeda me pillan más a desmano. El otro día soñé contigo y fui feliz. Estuvimos juntos en una casita en el campo, disfrutando del aire libre, de la buena compañía y de la mejor conversación. Fue una inyección de optimismo, alegría y energía positiva.
El despertar fue duro, claro. Uno trataba de agarrar lo imposible de asir, lo que quisiera no soltar pero no puede. Aún así, esos minutos me devolvieron la experiencia de mirarte a los ojos y ver en ellos la verdadera amistad, la que no necesita apenas de palabras para saber que es auténtica e incondicional.
Me desperté con el regusto agridulce que se siente al volver de donde uno no quiere. Había vivido un momento soñado y querido y me tocaba vivir el regreso a una realidad que sigue siendo menos plena sin ti.
El otro día jugamos en Galizano con tu camiseta. Todos te tuvimos a nuestro lado, cada uno de una manera especial. Mi forma física es deplorable, pero me ayudaste a aguantar en la cancha y me diste la inspiración para anotar la última canasta.
Ayer fue día 24, el día en que me solías felicitar con un día de retraso; fiel a tu estilo. No negaré que lo eché de menos. Como tantas y tantas cosas. Gracias por tu fuerza, amigo.
2 comentarios:
Gran recuerdo, Pet. Aunque suene a lo de siempre, eres un puto crack.
Pues como siempre... sobran las palabras.
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