viernes, 17 de octubre de 2008

Nadal, mucho Nadal

Cada vez que veo jugar a Nadal me acuerdo más de mi padre... Ayer, viéndole en el Telefónica Arena (al que voy a echar de menos el año que viene) su recuerdo me vino de manera constante: esa raza, ese tesón, esa cabeza, ese físico, ese instinto ganador... Con ningún deportista se ha sentido tan identificado mi padre. Siempre decía: "Con Nadal uno se sienta delante de la televisión tranquilo; sabes que va a ganar".



Lo de Nadal es sublime. Una perfecta simbiosis de despligue de facultades y de armonía. Un destripador de intenciones del rival como pocos; un tenista capaz de regular esfuerzos como nadie. Si hace falta vaciarse se vacía; si puede ir un poco al trantán para no forzar una zona dañada lo hará.



Gasquet, la eterna promesa gala, se fundió sin dar la más mínima guerra. Mucha clase, un gran revés, pero nada de nada.

2 comentarios:

LITROS dijo...

Cada día da un paso mas en la "Leyenda".
Si el fisico le aguanta, ¿donde esta el limite?.
Es un gallo.

Peter Mihm dijo...

Es tremendo. La cabeza siempre la tendrá y el físico le durará lo que el destino le tenga reservado. Es un pipiolo, pero ya es un jugador de leyenda.