martes, 11 de enero de 2011

Anclados en el disparate

"Construir una sociedad que no humille a nadie y que no permita que nadie sea humillado. Una sociedad donde sentirse seguro y, sobre todo, sentirse amparado por la ley". Suena bonito; irreal, utópico, pero bonito. Pero en boca de Leire Pajín da cierto mal rollo. ¿Por qué? Pues porque se supone que ya hay unas normas que deberían garantizar eso; esos derechos fundamentales que se supone que ampara nuestro ordenamiento.

Sí, todos conocemos injusticias, malos funcionamientos del sistema... Pero es que nos hallamos ante el "anteproyecto de Ley Integral de Igualdad de Trato". Sólo le falta llevar las palabras eco y sostenible por algún lado para ser 'perfecta'. 

¿A qué viene esto? Hace falta realmente una cosa así. Yo creo que las campañas de sensibilización deberían ser suficientes, pero no. Hay que legislar. Hacer que la gente hable de cosas que en realidad son superfluas. Justificar el cargo.

Reconozco que Pajín me altera la sangre. Con Leire la presunción de inocencia no existe. Ella aún parece no saberlo, pero cada vez sus poses son más totalitarias e intransigentes. Parece que por ser hombre uno ya es por lo menos medio culpable. Se cree en poder de la verdad absoluta. Pero qué vamos a esperar de alguien que venera al interplanetario presidente por encima de todas las cosas...

Hace nada he sabido de un padre que pasó dos noches en un frío calabozo por una denuncia falsa de malos tratos. Me consta que es una gran persona a la que la vida no ha tratado bien, pero inocente y gente de ley; incapaz de nada malo. ¿Quién restaña esa humillación? Luego, te quitan la custodia de lo más valioso que tienes de un plumazo y a correr. Qué más da que seas inocente, ya te han colgado un sambenito y no hay marcha atrás. Con esta ministra, que no sabe de qué va la vida real fuera del partido, cualquier día nos toca pasar a alguno por una similar.

Al parecer con su concepto de igualdad lo único que están consiguiendo es que hombres y mujeres parezcamos cada día más enfrentados -me refiero a visto desde su prisma, claro-, cuando debería ser todo lo contrario. No me gustan las cuotas ni las paridades; me gustan los méritos. No me gustan los maltratos, vengan de donde vengan. Y, por supuesto, creo que nadie debe ser humillado, pero para eso no me hace falta una ley vacía y absurda. Una más. All you need is love!!

5 comentarios:

stockton dijo...

Amén,Peter, cada dia me gustan más tu reflexiones.Nada que añadir, totalmente de acuerdo. Ojalá existiesen más personas con estas ideas.

Peter Mihm dijo...

Son reflexiones superficiales, pero que si no escribo reviento. Me alegro de que las compartas y que te gusten.

ramiro dijo...

osea que voy a poder acusar de acoso a mi jefe de una vez?????? gracias a la menestra........... que alegria y donde hay que ir??

stockton dijo...

Es que sinceramente, y sin querer darme la razón absoluta, quien no comparta estas ideas que propones, deberían hacérselo mirar.Lo que tu dices si es igualdad, no lo de esta feminista(que son igual de lamentables que los machistas) analfabeta que quiere imponer su ideolgía a base de sanciones. Yo quiero la igualdad, pero la igualdad de verdad, que si un hombre pega a una mujer, sea delito, y si es al revés también, cosa que no ocurre ahora mismo, que si para 20 puestos de trabajo las personas más cualificadas son 20 mujeres sean ellas las elegidas, y si es al revés también.

No entiendo ese vocablo que en mi facultad de derecho han intentado colar de "discriminación positiva". Creo en la igualdad de oportunidades y en la meritocracia. No es razonable alabar a la sexta porque más del 90% de sus trabajadores son mujeres, y luego quejarse si en una empresa hay muchos más hombres.
Lo peor es que hay gente con estudios que se creen estas milongas.

Peter Mihm dijo...

Igualdad de oportunidades, cualificación, meritocracia... Creo que no se puede decir mejor.