lunes, 16 de febrero de 2009

Amor-odio; Mouro y la mar...


Recuerdo un día en el que Barri y yo pasamos toda una tarde chupando frío para captar unas imágenes como éstas. Estuvimos en El Camello, donde las carabelas, en el Palacio de La Magdalena arriba, por las rocas... Los encuadres y los momentos fueron maravillosos. Lo malo es que la última persona que usó mi cámara quitó el carrete y no puso otro, por lo que el viaje fue en balde. Casi no nos reímos con el incidente. Lástima de fotos, sí; pero los momentos vividos no me los quitará nadie de la memoria.

4 comentarios:

LITROS dijo...

Jua, jua, no me acordaba de esa anecdota.

Peter Mihm dijo...

La verdad es que yo juré en arameo cuando fui a 'revelar' el inexistente
carrete, pero pasado el tiempo siempre nos descojonamos de aquella anécdota.

Y una pena por las fotos. Las imágenes que presenciamos fueron brutales.

Whopper con queso dijo...

¡ Cuantas veces el viejo truco del carrete!

Peter Mihm dijo...

Ahora con las digitales la que te deja colgado es la batería...